Llegaron a una casa ubicada en Pioz, Guadalajara, huyendo de alguien. Es lo que creen los investigadores, quienes cuando entraron en la vivienda se encontraron los cuerpos sin vida de la familia repartidos en varias bolsas de basura. Los padres habían sido descuartizados y los dos menores, degollados.

Todo apunta, según la Guardia Civil, a un ajuste de cuentas llevado a cabo por sicarios. "Es un mensaje implícito de que cualquier persona que vaya en contra de los intereses de la organización criminal, acabará de la misma manera", explica Montserrat Iglesias, profesora de Criminología en la UAB.

La familia, de nacionalidad brasileña, se empadronó en un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha el 21 de julio. Apenas tenían relación con los vecinos, quienes no les veían entrar ni salir desde mediados de agosto. "Estaban alquilados, llevaban dos meses", señalan. "El trato era saludar de vez en cuando", indica el alcalde de Pios, Ricardo García. Ellos, fueron quienes llamaron a la policía alertados por el fuerte olor que salía de la casa. "Olía muy mal, pero yo pensaba a que no llovía y las alcantarillas estaban atrancadas", explica una vecina.

La Guardia Civil sospecha que las víctimas llevaban casi un mes muertas. Las cerraduras del chalé no habían sido forzadas, entraron sin emplear la violencia, lo que lleva a los investigadores a pensar que la familia conocía a sus asesinos. "La investigación tiene tremendas dificultades. Posiblemente el autor posiblemente ya no esté en España porque son crímenes por encargo", detalla Serafín Giraldo, portavoz de la Unión Federal de Policía.Las víctimas no tenían antecedentes penales. Los investigadores no han encontrado droga ni grandes cantidades de dinero en la vivienda.