Alejandro no pudo ser
más explícito en su primer día de clase, lo que más le preocupaba era el acoso escolar, que se
volvieran a meter con él, que le insultaran o le pegaran. Pero a los dos días
de empezar el curso en su instituto de Olula del Río, en Almería, dice que
volvió a sufrirlo, asegura que varios compañeros le agredieron en el gimnasio y
al día siguiente en clase: "Uno de los agresores lo coge del cuello, lo tira
hacia la pizarra y le produce una serie de lesiones", explica Inmaculada Rivas,
madre de Alejandro.
Desde entonces no ha
vuelto utilizar sus libros, casi un mes lleva Alejandro encerrado en su
habitación y aislado del mundo: con insomnio, pesadillas y tomando
antidepresivos. "Él no tiene ganas de nada, no tiene ganas de vivir", señala su
madre.
Ha perdido la sonrisa
que había tenido siempre porque la pesadilla de Alejandro, aseguran, comenzó
muy pronto, con sólo ocho años, en el colegio, por lo mismos chicos. Sus padres, entonces, le cambiaron de centro.
Todo fue bien hasta el pasado febrero, cuando esos excompañeros de colegio,
cuentan, le agredieron en plena calle. Con 12 años, este curso empezaba el instituto
pero tenía pánico a encontrárselos y así se lo hicieron saber al centro. "A mí
me confirman que se va a activar el protocolo de acoso, que no va a haber
ningún problema en el instituto", afirma la madre.
El instituto ha
expulsado 30 días a uno de sus presuntos agresores, otros dos están siendo
investigados, y a pesar de la oposición de la familia, la Junta cree que
Alejandro debería volver al centro para ver si las medidas tomadas funcionan y
si los acosadores reinciden.