Preston Flores murió en 2014, debido a las graves quemaduras que sufrió tras, aparentemente, haber sido empapado en gasolina en la calle. Después de ser encontrado envuelto en llamas, el menor falleció en el hospital, dos días antes de su octavo cumpleaños. En la investigación sobre el incidente la Policía señaló que no había ningún delito y cerró el caso pese a las súplicas de su familia.

El pequeño fue enterrado en el cementerio de Hazlehead y hace poco sus padres recibieron una carta del Ayuntamiento de Aberdeen, en Escocia, a la que ha tenido acceso 'BBC Scotland'. En la misiva informan de que "por razones de salud y seguridad, cualquier jarrón o recuerdo colocado sobre una lápida debe estar al menos a 75 mm del borde de la hierba para permitir el mantenimiento del suelo. No se permitirá vidrio, malla, líquidos alimenticios ni ningún elemento que emita ruido. Estos se eliminarán inmediatamente sin previo aviso".

Ante esto, el padre de Preston, Keith Will, se ha puesto en contacto con la 'BBC' para denunciar la situación, donde ha declarado que sería "simplemente vergonzoso" y que "si es necesario dormirá en la tumba de su hijo para que no se lleven las cosas".

En otras declaraciones que ha hecho a la cadena inglesa asegura que "ni siquiera había una fecha en la carta, sólo dijeron que iban a comenzar a sacar cosas si no se retiran". Ha añadido, además, "Preston ya no está aquí, no podemos comprarle regalos para su cumpleaños o Navidad, es por eso que dejamos las cosas aquí".

Por su parte, tras los hechos denunciados, las autoridades locales han enviado un comunicado en el que se puede leer que es una "una carta estándar que se emite cuando se lleva a cabo el mantenimiento del cementerio" y aseguran que este se realiza de una manera "sensible y digna".