Hermelinda llevaba toda su vida esperando encontrar a su abuelo, que fue asesinado en 1936. "Tengo mucha emoción", reconoce Hermelinda. En dicha parcela se han hallado al menos diez cuerpos de personas que fueron asesinadas durante la Guerra Civil; los únicos que se conservan de las más de 1.000 víctimas arrojadas en fosas comunes de este cementerio.

"Están juntos, en sentidos contrarios y recubiertos de cal. Es decir, de lo que no hay duda es de que estamos ante una fosa común", afirma Julio del Olmo, miembro de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid.

Abilio Pérez fue el cuidador del trozo de tierra señalado durante 60 años. Él estaba convencido de que allí tiraron el cuerpo de su suegro, al que sacaron de casa en plena noche. "Se sabía que el que salía de casa iba del Ayuntamiento al camió pero ninguno volvía", explica Abilio.

Tampoco volvieron la abuela y la tía de María. A ambas las mataron en la tapia del cementerio. Sabemos por un vecino que vio sus cadáveres aquí, en el depósito del cementerio. Por eso sabemos que las mataron aquí", asegura María González.

La corporación municipal del PSOE les ha dado por fin permiso para exhumar y empezar así a cerrar heridas. "Esto es cosa de mi padre, se fue al otro mundo con la ilusión de que su hermano descansara con ellos, y eso me gustaría", reconoce Luisa Prieto, en busca de su tío.

Ahora se enfrentan al problema de la identificación de los cuerpos algo que lleva mucho tiempo y dinero. No obstante, estas familias no dejarán de luchar para velar, por fin, una tumba con el nombre de sus seres queridos.