Tras la emisión del documental "Ciutat Morta", en el que los condenados por el "caso 4F" denuncian haber sido víctimas de un montaje policial y acusan a varios exagentes de la Urbana de Barcelona de pegarles, de amañar pruebas y falsificar atestados, el exsargento ha difundido sus acusaciones contra sus excompañeros a través de las redes sociales.

Según el exsargento, que se retiró el 31 de diciembre de 2008, algunos agentes de la UPAS tienen comportamientos que, "ni son éticos, ni se corresponden a un Estado de derecho" y "practican la violencia indiscriminada contra inmigrantes e indigentes".

Tras acusar a los alcaldes de Barcelona, Joan Clos, Jordi Hereu y Xavier Trias de haber "mirado a otro lado", también acusa al antiguo responsable de información de la Urbana Víctor Gibanell, -actualmente jefe de la policía local de Gavà- de no investigar las denuncias de torturas.

Fuentes municipales han explicado que si el exsargento tenía pruebas y conocía estas irregularidades "lo tenía que haber comunicado al ayuntamiento y a los organismos judiciales pertinentes para que lo investigasen".

"Denunciarlo y perseguirlo era su obligación como funcionario y más aún como policía", han abundado las mismas fuentes. "No haberlo denunciado, si fueran ciertas sus acusaciones, puede ser considerado como que podría haber incurrido en algún tipo de delito", han advertido fuentes municipales.

Según el exsargento, en el caso del 4F "no tenía muy claro que esos jóvenes fuesen los culpables de esa agresión al compañero herido, pero nadie quería mojarse. El asunto era demasiado complicado como para llevar a cabo en solitario una investigación". "Estaba sólo y más aún en un colectivo policial bastante corporativo donde en aquellos días había demasiada tensión con lo ocurrido al compañero herido gravemente", explica en su vídeo el agente jubilado.