Fernando Simón, una de las caras protagonistas de este 2020, ha brindado una entrevista a Efe en la que no se ha dejado ningún tema por tratar. El experto ha echado la vista atrás y ha recordado los momentos más destacados de la pandemia para argumentar cada una de las medidas que se fueron tomando. Eso no ha impedido que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) augurase la llegada de una tercera ola sin desvelar la magnitud de la misma.
Pese a la predicción de este repunte postnavideño, el experto ha lanzado una lanza a favor del sistema sanitario diciendo: "Tenemos una capacidad de detección inmensamente superior a la primera ola, estamos mucho mejor preparados en cuanto a vigilancia, tenemos sistemas asistenciales más resilientes".
Sin embargo, eso no quiere decir que la sociedad vaya a estar bien preparada anímicamente para lo que viene, ha señalado Simón. Al mismo tiempo ha criticado que lo peor que se puede hacer es alimentar al virus estas Navidades y provocar un aumento de casos a mediados de enero, pues se estaría poniendo en peligro el proceso de vacunación que se inició el pasado 27 de diciembre: "si conseguimos que (el repunte) no llegue hasta finales de enero, estaremos en una posición radicalmente diferente porque ya habremos vacunado a una parte importante de nuestros más vulnerables, y eso cambia mucho las cosas".
En palabras del experto, lo correcto sería reducir la transmisión del patógeno, como lograron hacer antes de verano. El 21 de junio, cuando expiró el primer estado de alarma, la incidencia acumulada en 14 días era de 8 casos por cada 100.000 habitantes. En Asturias, era de 0,68 y Galicia y Andalucía apenas superaban el 1, mientras que la de Madrid era de 18,08 y la de Cataluña de 16,19, ha explicado a Efe. Sin embargo, estas cifras dibujaron una situación totalmente diferente a finales de verano.
Para Simón, el detonante de esta situación no fue la laxitud de las restricciones, sino la forma en la que fueron comunicadas a la población: pudo haber "algún problema con el mensaje", lo que dio pie a un verano "más normal de lo que debía haber sido".
Simón sobre la OMS: "Las alarmas internacionales son mucho más lentas de lo que se piensa"
El rostro de la gestión del COVID-19 también ha tenido tiempo de volver a los orígenes de la pandemia para criticar la actuación de la OMS: "Las alarmas internacionales son mucho más lentas de lo que se piensa".
Hace un año que dio comienzo la epidemia. Concretamente, las primeras medidas fueron tomadas el 23 de enero de 2019, cuando China cerró Wuhan y otras dos ciudades colindantes. A pesar de ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió no declarar la emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) ante el brote de coronavirus.
Siete días después cambió de opinión y no fue hasta el 11 de marzo cuando definió al SARS-CoV-2 como pandemia, ha explicado a Efe el experto. En ese momento, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que él mismo dirige desde 2012, ya había adaptado al nuevo virus el plan de preparación y respuesta que había hecho unos años antes para el SARS-CoV, según ha explicado el especialista a Efe.
El virus llegó a España a finales de febrero, cuando empezaron a surgir pequeños brotes importados de Italia, en su mayoría. Unas semanas más tarde, los casos se duplicaron hasta los 1.200, concentrados principalmente en Madrid, Vitoria y La Rioja. "En aquel momento pensar cerrar España parecía un poco una locura", confiesa.
Pese a ello, el Gobierno se vio en la obligación de actuar para descender el número de casos y día 14 de marzo decretó el estado de alarma y el confinamiento de la población. "Necesitábamos que el descenso fuera mucho más rápido porque si no, ni las UCI ni los hospitales iban a aguantar. Hubo muchas que estuvieron sobrepasadas, aunque a nivel global podemos decir que estuvimos al límite, pero no llegamos", argumenta.
Por este motivo, el 31 de marzo se paralizó toda actividad que no fuera esencial durante dos semanas, en las que estaban incluidas las vacaciones de Semana Santa, con el propósito de reducir la movilidad un 80 % y dejarla a la equivalente de un fin de semana, explica el experto. Simón defiende que se trataba de una medida necesaria dado que la pandemia ya estaba afectando al sistema sanitario.
Frente a esta situación, el experto se plantea una pregunta: ¿Se podía haber hecho antes? Se responde a sí mismo: "¿Quién en España habría aceptado un cierre como el del 14 de marzo teniendo 150 casos? Por mucho que pensáramos que había riesgo, no era aceptable". En palabras del directivo, las medidas "se tomaron en los tiempos que se pudieron tomar".