La pintora Isabel Mackinlay es la coartada de Bárcenas que se desmorona. Ella asegura que jamás vio los cuadros y que no conoce a la mujer del extesorero, Rosalía Iglesias. A Mackinlay la convenció uno de los testaferros de Bárcenas para hacer de intermediaria en una venta, pero no le cuadra nada más. Ni la fecha del contrato, ni que se firmara en Madrid. Incluso, dice, la firma está falsificada.

Tumba la declaración del extesorero del PP que quiso justificar un ingreso de más de medio millón de euros con ese gran negocio de arte: "Son cuadros reales, que incluso han estado colgados en las paredes de mi casa", afirmó ante el juez el extesorero.

Y deja en evidencia a la mujer de Bárcenas, responsable de la supuesta venta, aunque el extesorero la intentara proteger: "A mi mujer siempre le ha gustado el arte y ha hecho un montón de operaciones".

Pero todo se vino abajo tras las palabras de la pintora, aunque el testaferro de Bárcenas, Patricio Bel, intentó neutralizar la declaración, como apunta el abogado de Mackinlay: "Mi clienta está citada como testigo, así que va a decir la verdad". "Pero, ¿qué verdad? ¿De qué verdad va a hablar? Me funde para toda la vida. Va a ser un problema para mí", afirmó el testaferro". "El problema se lo tengo que resolver a mi clienta. Hable usted con un abogado y a ver qué le aconseja", fue la respuesta del abogado de Mackinlay.

El abogado de la pintora dice que ella no ha visto ni en foto el dinero de la venta. Bárcenas y su mujer tendrán complicado justificar los 560.000 euros que, dicen, ingresaron por los cuadros.