El hemiciclo del pasado jueves 14 de julio, donde se debatía la ley de Memoria Democrática, presenció a los diputados de ERC, Podemos y Bildu abandonando en masa la sala durante la intervención de Francisco José Contreras, de Vox. El Congreso no es extraño a estas demostraciones de protesta por parte de los partidos políticos cuando hay discursos que no les parece seguir escuchando. En esta ocasión, el detonante fueron las palabras del diputado derechista sobre Salvador Puig Antich, cuando expresó que "él fue ejecutado no por el hecho de ser anarquista, sino porque había matado a un policía".

Salvador Puig Antich, quien nació y murió en Barcelona, es un conocido antifascista español que encontró con su muerte por medio de una ejecución con garrote vil el 2 de marzo de 1974. Se convirtió en un símbolo por parte del antifranquismo al ser la última persona ejecutada —junto con Heinz Chez— por el régimen.

Puig llevó una infancia aparentemente normal en Barcelona y en su juventud conoció a Javier Garriga y los hermanos Solé Sugranyes, Oriol e Ignacio, con quienes hizo buenas migas y junto con los que se uniría al Movimiento Ibérico de Liberación; una organización anarquista que buscaba reivindicar la lucha obrera y que estaban en contra del orden capitalista.

Dicha organización lograba su cometido, en parte, mediante atracos a los bancos, pero el del Banco Hispanoamericano el 2 de marzo de 1973 le costaría a Puig su libertad debido a que, durante el robo, un funcionario del banco resultó herido. En respuesta la Policía articuló un grupo especial con la misión de desmembrar la organización militante. En el punto de mira estaba Xavier Garriga, alias ‘El Secretario’, y cuando se disponían a acorralarlo en el bar Funicular, ubicado en la calle Girona, se encontraron con que no estaba solo. Salvador Puig Antich, alias ‘El Metge’ lo acompañaba, quien cargaba consigo dos armas.

Durante el enfrentamiento con la Policía para escapar, Puig disparó su arma y tres balazos impactaron contra el subinspector Francisco Anguas Salvador, de 24 años, matándolo en el momento. Tras los sucesos, el Consejo de Guerra lo condenó por la muerte de un funcionario por razones políticas con pena de muerte por dos delitos de terrorismo: robar un banco y la muerte del subinspector.

Contreras tomó la palabra tras Carolina Telechea, quien había aprovechado su intervención para aludir a un poema del difunto Salvador Puig Antich. La diputada finalizó su discurso leyendo un fragmento de un poema escrito por el militante de Movimiento Ibérico de Liberación. En este, Puig expresó que “el silencio no amordazará su nombre”. Contreras arremetió contra Telechea aludiendo que “el silencio si ha amordazado a ‘la señora de Esquerra’”.

Por su parte, Telechea tras salir de la sala expresó que las palabras del diputado justificaban el asesinato de Puig, y que por ende eso “es un delito, es apología del franquismo”.