Más de 100.000 personas han ganado la batalla a la lluvia en A Coruña para saltar las hogueras de San Juan, en una noche mágica en la que la tradición y el fuego han llegado de la mano a una de las fiestas más antiguas de la ciudad.

Las fiestas de San Juan en la capital herculina han tenido su momento álgido con las habituales hogueras que han llenado unas atestadas playas de Riazor y Orzán a partir de la medianoche.

El tiempo no ha acompañado, con el cielo cubierto durante toda la jornada y varios chaparrones que han caído cerca de la noche, que no han evitado que infinidad de coruñeses participasen en la fiesta de la playa, mermada en torno a las tres de la madrugada por la marea alta.

Cientos de globos impulsados por el fuego en el aire han servido para dar el pistoletazo de salida a una noche de ensueño con todo el mundo ya seco después de que cesase la lluvia en torno a las nueve de la noche.

A continuación han empezado las llamas en las hogueras, que poco a poco han aparecido en los arenales hasta que la luz en la playa emulaba al sol y no han sido pocos los que han pasado más calor que durante los mejores días del verano.

Muchos han sido los que se han atrevido a saltar, como manda la tradición, las llamas para ahuyentar las "meigas" durante un año entero y otros han preferido quedarse en el paseo marítimo, también plagado de gente, para observar todo lo que sucedía.

En torno a la medianoche ha ardido la falla "Aquarium Finisterrae", con la que se han destruido los recuerdos de las ocho ciclogénesis explosivas que causaron múltiples desperfectos este invierno en la ciudad.

La jornada no ha registrado ninguna incidencia reseñable, aunque ha habido personas que han decidido saltarse las normas de seguridad y se han bañado en el mar durante la noche, algo que estaba estrictamente prohibido.

Como ha pasao en Valencia, donde un hombre de unos 60 años ha fallecido tras bañarse en la playa de Las Arenas de Valencia durante la celebración de la noche de San Juan, según han informado fuentes policiales y del Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU).

El CICU recibió un aviso sobre las 21.15 horas que les alertaba de que un hombre se encontraba mal tras haber entrado a bañarse en la playa de Las Arenas. Hasta el lugar de los hechos se desplazó una unidad del Servicio de Ayuda Médico Urgente (Samu), que tan solo pudo confirmar el fallecimiento de la víctima. La autopsia determinará las causas de la muerte, que podrían deberse a un ahogamiento o a algún problema de salud.

También el pueblo soriano de San Pedro Manrique se ha llenado de emoción y adrenalina en la noche más corta del año, la de San Juan, con su ancestral rito del paso del fuego, protagonizado por veintidós pasadores, ante las miradas y la admiración de más de dos mil espectadores.

Ritual iniciático para lograr la inmortalidad a través de la hoguera purificadora, según los expertos, o simplemente uno de los momentos más emocionantes del calendario festivo español, para el gran público, el ritual del paso del fuego ha revivido un año más una tradición que une como pocas a los hijos de San Pedro Manrique, pueblo de seiscientos habitantes y lo ha hecho superando la incertidumbre provocada por una tormenta que ha caído unas horas antes y ha hecho temer por la celebración del mágico ritual.

La tormenta ha obligado a retrasar media hora el inicio de esta tradición, para acondicionar los alrededores del manto de fuego y evitar accidentes a los pies descalzos de los pasadores, ya que la humedad, según ha explicado el alcalde Jesús María Celorrio, multiplica el peligro.

"Dicen que hace cincuenta y un años no se pudo pasar el fuego por la lluvia", ha recordado. En la década de los ochenta, sólo cuatro pasadores tuvieron tiempo de cruzar el manto de fuego antes de que la lluvia hiciese acto de presencia y se suspendiese el festejo.

En esta ocasión, los 22 pasadores han portado a sus espaldas a familiares, amigos y niños, en un año en el que han cruzado dos mujeres, una de ellas la joven Estefanía, por primera vez.

Pisada fuerte y rápida, en unos casos, o plana, sin ejercer demasiada fuerza, con rítmico y corto paso, en otros, son las dos técnicas empleadas para superar, con cinco a diez pasos, un manto de brasas que ha impresionado a los más de 2.000 espectadores reunidos en el graderío de la ermita de la Virgen de la Peña.

Desde siempre los sampedranos han atribuido a sus fiestas gran antigüedad, aunque las hipótesis de las últimas investigaciones se inclinan por la pervivencia de unos ritos difundidos hace milenios por pueblos adoradores del sol en el solsticio de verano, que perduraron hasta época cristiana y que posteriormente la Iglesia, al no poder erradicarlos, optó por su cristianización en la festividad de San Juan Bautista.

En la década de los cincuenta del pasado siglo, el antropólogo Julio Caro Baroja relacionó este ritual con los Hirpi Sorani de la antigua Roma y las festividades en honor de la diosa Palas, en los que se saltaban hogueras y se hacía pasar el ganado entre el humo que desprendían.