La segunda epidemia de Ébola más grande de la historia sigue sin estar bajo control con casi 2.000 muertos y más de 1.700 afectados.

El principal problema al que se enfrentan los sanitarios sobre el terreno es la resistencia y la desconfianza de la población.

"Se ha muerto tu marido, estás en un periodo de duelo, y además te dicen 'tenemos que entrar en tu casa, desinfectarla, quemar la cama, quemar toda su ropa, y no puedes verle después de muerto", explica Alicia Fernández, técnico de Cáritas España.

A eso se suma un conflicto abierto prolongado desde 1998, que ha matado a miles de personas. "De repente, para ellos, la existencia de 2.000 muertos en una epidemia no les supone una cosa tan particular, no perciben el riesgo", añade Fernández.

En Goma, en la República Democrática del Congo, se ha registrado esta semana el cuarto caso de Ébola; cada día aparecen 80 nuevos casos, lo que hace difícil acotar el brote.

"Actualmente hay alrededor de 21.000 personas que están siendo seguidas como contactos y se han seguido, más o menos, unas 140.000 o 150.000 personas", comenta José Félix Hoyo, presidente de Médicos del Mundo.

La Organización Mundial de la Salud alerta: buscan evitar lo que sucedió entre 2014 y 2016 cuando más de 11.000 personas murieron por Ébola.

El médico estadounidense Kent Bradley fue uno los supervivientes gracias a una vacuna experimental y ahora pide más ayudas para contener el brote.

"Necesitamos que el Gobiernos de Estados Unidos y la comunidad internacional den un paso más grande para ayudar a la gente de la República del Congo", alerta Bradley.

El coordinador del Instituto Nacional de Investigación Biomédica de El Congo ya ha advertido que sólo se detectan la mitad de los casos infectados, de seguir así, la epidemia podría durar entre dos a tres años más.