El 1 de mayo de 2011, Joseph Hall mata a su padre de un disparo en la cabeza mientras dormía. Un año y medio después, un tribunal le ha declarado culpable de asesinato en segundo grado y puede permanecer entre rejas hasta los 23 años.

Jeff, el padre, era el líder local del partido nazi oficial de Estados Unidos. Transmitía su fanatismo nazi a su hijo Joseph y le entrenaba en el manejo de armas. Incluso se lo llevaba a patrullar la frontera con México en busca de inmigrantes.

Horas antes de morir, el líder nazi celebraba en casa una reunión de su partido y no quería a los niños revoloteando por el salón. El fiscal asegura que el menor mató a su padre por haberle castigado durante esa reunión. No cree que el entrenamiento nazi tuviera que ver en el crimen y asegura que Joseph diferenciaba perfectamente entre el bien y el mal.

Los abogados defensores argumentan que el niño disparó a su padre porque era víctima de abusos sexuales, agresiones físicas y castigos extremos. La defensa va a recurrir la sentencia pidiendo la libertad condicional. Quieren una nueva vida para Joseph alejado de la violencia y del partido nazi.