La mujer ha sido este lunes la otra gran protagonista en la Cumbre del Cambio Climático de las Naciones (COP28) El cambio climático tampoco escapa a la desigualdad de género. De nuevo, en el centro de las peores consecuencias, esta vez, de la crisis climática están ellas: las mujeres y las niñas. 60 países han firmado un acuerdo para que la transición energética también se lea en clave femenina.

Por ejemplo, el calor extremo afecta a la salud de las mujeres ya que aumentan las posibilidades de dar a luz de forma prematura y se incrementan los partos de riesgo. Y también afecta a cómo se ganan la vida: la Organización Internacional del Trabajo calcula que ahora mismo hay 1.200 millones de puestos de trabajo en riesgo por el calentamiento global, eso es el 40% de la fuerza laboral del planeta. Las mujeres trabajan en los sectores más sensibles al cambio porque están en mercados, en los campos, en las fábricas. Trabajos que es muy difícil que se puedan llevar a cabo a 50 grados o, directamente, imposible si los campos que cultivan desaparecen por la sequía o las inundaciones. En la cumbre del clima de este lunes se ha dado un primer paso para visibilizar que la mujer es uno de los eslabones más vulnerables en esta crisis climática.

60 países, España entre ellos, han firmado un acuerdo para que la transición energética también se lea en clave femenina. Ese fue el principal resultado de la jornada en la reunión climática que tuvo la igualdad de género como tema central del día junto con la financiación, en la que ministros y altos funcionarios participaron en un diálogo de alto nivel para abordar la situación de la mujer en el contexto de la implementación de los Acuerdos de París. Son compromisos y acciones en un plazo de tres años (en la COP31), para que haya mejores datos que soporten la toma de decisiones. Y para asegurar que la forma de vida de las mujeres quede protegida durante la transición energética.

Según ha informado la presidencia de la COP28 en un comunicado, este pacto incluye un paquete de compromisos y acciones en temas de información y documentación, finanzas e igualdad de oportunidades ante la crisis climática. Es decir, que haya mejores datos para apoyar la toma de decisiones en la planificación de la transición energética; en tener flujos financieros más efectivos hacia regiones más afectadas por el cambio climático y en dar educación y capacitación para ayudar a la adaptación individual en la transición energética.

Una "seria amenaza a la mujer"

El acuerdo se fundamenta en que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 1.200 millones de empleos, casi el 40% de la fuerza laboral de todo el planeta, están en riesgo debido al calentamiento global y la degradación ambiental, y las mujeres serán las más severamente afectadas por esta crisis dada su alta representación en sectores particularmente sensibles al cambio climático. Así, los firmantes acordaron asegurar el empoderamiento económico de las mujeres y asegurar que la forma de ganarse la vida de las mujeres quede protegido durante la transición hacia una economía sustentable y de bajo consumo de carbono.

La reunión fue dirigida por la campeona climática de alto nivel de la ONU Razan al Mubarak, quien resaltó que "el cambio climático no es neutral en tema de género: impacta desproporcionadamente a mujeres y niñas". "La crisis climática ya amplifica las iniquidades de género existentes y constituye una seria amenaza a la forma de vida de las mujeres, su bienestar y salud. Para obtener una transición justa, debemos reformar la arquitectura del sistema financiero global y asegurar que los flujos financieros globales hacia las regiones y la gente que más lo necesita. Pero también invertir en el empoderamiento de las mujeres para asegurar que nadie quede detrás", ha asegurado.

Por su parte, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, ha declarado ante este acuerdo que "los derechos de las mujeres deben estar en el centro de la acción climática, incluso aquí en la COP28". "Debemos asegurar que las mujeres están en la mesa donde se toman decisiones. Fortalecer que esta sea inclusiva para que las voces de feministas, jóvenes, indígenas y otros movimientos sociales puedan ser oídas alta y claramente desde lo local a lo global", ha añadido. La mayor parte de los países firmantes son europeos y americanos, entre ellos España, Alemania, el Reino Unido y EEUU, así como Uruguay, Perú, Venezuela o México, entre otros.