Ahora ya esta más claro: Donald Trump ha cogido un papel y un boli y se ha puesto a tachar, uno a uno, todos los logros de su antecesor en la Casa Blanca. Irán ha sido el último.

El presidente estadounidense volvía a sorprender al mundo poniendo en jaque el acuerdo nuclear con este país: "Irán ha cometido numerosas violaciones, intimidado a los inspectores internacionales y tiene tratos con Corea del Norte" ha asegurado Trump.

Desde Teherán, las reacciones no se han hecho esperar. En un discurso televisado, su presidente Hasán Rouhani, deja clara su postura: "Nosotros continuaremos cooperando con el OIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) en el marco de los tratados internacionales".

Lo mismo piensan Reino Unido, Alemania y Francia que han confirmado su compromiso con la aplicación "por todas las partes" del acuerdo nuclear con Irán.

De momento sólo Israel está contento con este nuevo "posible" horizonte. Benjamin Netanyahu, el Primer Ministro de Israel así lo hacía constar: "Felicito al presidente Trump por su valiente decisión de hoy".

El acuerdo vigente desde 2015, limita el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de sanciones. Firmado entre Irán y Estados Unidos exige que el presidente estadounidense certifique cada 90 días si Teherán está cumpliendo con el pacto y esta sería la primera vez que no se ratifique. Trump habla de defectos graves. Será el congreso de Estados Unidos el que en 60 días tenga la última palabra.