Gertrude Fatton, una anciana de 95 años de Suiza, estaba sido tratada en una sala de aislamiento y decidió negarse a ser intubada para que la ayudaran a respirar. "No a mi edad, no me intubes. He vivido mi vida. Dejadme ir en paz", agregó.

Después de una semana de tratamiento con antibióticos y cloroquina, la mujer confesó que ahora está se siente feliz por haber vuelto a su casa, junto a su gato y su familia.

"Espero recuperar la fuerza suficiente para vivir un poco más. Tengo nietos, bisnietos, me gustaría verlos y escucharlos. Chateo con ellos por Internet, en mi iPad", explicaba a Reuters.

Fatton cuenta que estuvo enferma en la cama en su casa durante una semana antes de presentar problemas respiratorios, momento en el que llamó a la ambulancia y fue trasladada al hospital.

"No tenía miedo a morir, no. No a mi edad, después de todo, a mis 95 años, era hora de irme. Pero no pensé que iba a morir, absolutamente no. No tenía miedo", cuenta.

Su hija Jacqueline Fatton recuerda que "cuando el médico llamó para decirme que el oxígeno en su sangre estaba bajando y tenían 24 horas para detenerlo, tenía mucho, mucho miedo y pensé que la perdería esa noche".

Y añade: "Al día siguiente, los médicos dijeron que iban a probar todos los medicamentos posibles y al tercer día, el oxígeno volvió a subir y los medicamentos funcionaron extremadamente bien".

"Cuando vi que podía hablar conmigo sin toser mucho, supe que habíamos ganado", sentencia Jacqueline.