El Informe de Perspectivas, el próximo martes

¿Hasta dónde llegará la incertidumbre? El FMI descarta una recesión pero avisa de "reducciones notables" de crecimiento

Sí, pero
Kristalina Georgieva advierte que la creciente incertidumbre económica podría llevar a "aumentos en las previsiones de inflación" en varios países, lo que resultaría en un aumento de los precios para los consumidores.

¿Hasta dónde llegará la incertidumbre? El FMI descarta una recesión pero avisa de "reducciones notables" de crecimiento
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La economía mundial ha entrado en una fase crítica donde el principal factor de riesgo ya no es una crisis financiera, una pandemia o un conflicto militar. Es la incertidumbre. Una incertidumbre alimentada desde la Casa Blanca, donde Donald Trump continúa desplegando una política comercial errática, basada en aranceles, amenazas y nacionalismo económico.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal de Estados Unidos y la Organización Mundial del Comercio (OMC) coinciden: nadie sabe hasta dónde puede llegar el daño. Y esa ignorancia, en sí misma, es una amenaza.

El desconcierto ha quedado patente esta semana en las declaraciones de los máximos responsables económicos del planeta. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, lo reconoció sin ambages: "Todo esto es muy incierto. Por eso estamos esperando para ver cómo son realmente las políticas de Trump".

Desde el BCE, Christine Lagarde se mostró igual de cauta: "No puedo decir si estamos ya o no en el pico de la incertidumbre". Y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, fue más lejos: "Cuanto más dura la incertidumbre, peores serán los costes".

Ni colapso ni calma: un mundo en pausa

En su intervención previa a las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, Georgieva confirmó que el próximo informe de perspectivas económicas incluirá "reducciones notables" en las previsiones de crecimiento global.

El organismo descarta, por ahora, una recesión, pero admite que el contexto es inusualmente volátil. La inflación está repuntando en varios países, los mercados financieros atraviesan episodios de fuerte inestabilidad y las decisiones de inversión se están ralentizando de forma preocupante.

El FMI señala directamente a la guerra comercial activada por la Administración Trump como una de las principales causas de esta desaceleración. No solo por el impacto directo de los aranceles, sino —sobre todo— por el clima de tensión y desconfianza que han generado.

Según Georgieva, la economía mundial está siendo sometida a una nueva prueba de estrés derivada de la "reconfiguración del sistema comercial global", marcada por el retorno de políticas proteccionistas y el repliegue industrial impulsado por razones de seguridad nacional.

"La confianza entre países se ha erosionado. Y la confianza en el sistema internacional también", lamentó la economista búlgara.

Relocalizar no es gratis

Una de las obsesiones de Trump ha sido la repatriación de cadenas de producción. Pero, como advierten desde el FMI, "lleva tiempo" cristalizar esos procesos. En el corto plazo, el efecto más inmediato es un freno a la inversión y una pérdida de eficiencia global. "El proteccionismo erosiona la productividad a largo plazo, especialmente en las economías más pequeñas", explicó Georgieva.

Además, los flujos comerciales desviados por los aranceles están empezando a generar nuevas distorsiones: mercados desbordados de productos que han perdido su destino original —especialmente en Asia— y un aumento de la competencia desigual en sectores clave. Europa teme, por ejemplo, un aluvión de importaciones chinas redirigidas, que podrían desestabilizar aún más su industria.

La falta de una hoja de ruta clara en la política comercial estadounidense añade una capa extra de inseguridad. La Casa Blanca lanza medidas unilaterales sin previo aviso, rompe acuerdos, amenaza con nuevas sanciones y mezcla la economía con la geopolítica, creando un entorno imprevisible donde los actores económicos no se atreven a tomar decisiones a largo plazo.

Lejos de las advertencias, Trump se mantiene firme en su discurso de confrontación. Insiste en que los aranceles fortalecen la economía estadounidense, acusa a sus socios comerciales de aprovecharse de Estados Unidos y minimiza cualquier señal de desaceleración.

Mientras tanto, los analistas se debaten entre dos escenarios: uno de estancamiento prolongado y otro de colapso brusco si las tensiones escalan aún más.