Siempre mano derecha de su padre, a Ivanka la hemos visto acompañándole en un homenaje a un militar caído en Yemen, con despacho en la Casa Blanca ejerciendo de facto de primera dama sin cargo oficial, de momento, porque Trump lo avisó en campaña: si se lo diera, sería por aclamación popular.

¿Y dónde está la que fue, en palabras del hoy presidente, uno de los baluartes de su campaña? Pues Melania está recluida en la torre de oro de su marido en Nueva York. No se ha mudado de momento a la Casa Blanca, no ha formado su equipo, y apenas se la ha visto u oído desde la toma de posesión. Y cuando lo hemos hecho, no ha parecido hacerle mucha gracia.

 

Sin especular, Melania sí ha dicho sentirse honrada por el papel que le otorga la tradición estadounidense. Pero siempre avisó de que sería una primera dama de perfil bajo.