El asesinato de una joven de 28 años ha sacudido a Corea del Sur hasta el punto de generar multitud de protestas contra el estado actual de las leyes contra el acoso, sus vacíos legales y la inseguridad de las mujeres. La joven murió después de salir de su trabajo en el Metro de Seúl, tras ser apuñalada repetidamente en el baño de mujeres de la estación Sindang, de la línea 2.

La familia de la joven ha decidido que quiere que su identidad se mantenga oculta, pero la Policía surcoreana ha decidió revelar la identidad del sospechoso: Jeon Joo-hwan, de 31 años. Tal y como explican en 'The Korea Herald' revelar los datos personales de un sospechoso no es una práctica usual en Corea del Sur, a menos que se tengan las pruebas suficientes y se crea que es de interés público. De hecho, también han decidido que no intentarán proteger su identidad de los medios durante traslados e incluso hablan de quitarle la mascarilla que los presuntos criminales siempre usan en este país desde hace muchos años.

Este crimen ha enfurecido a la nación no solo por tratarse del asesinato de una mujer, sino por el historial del crimen. Ambos eran compañeros de trabajo en el Metro de Seúl cuando él comenzó a acosarla; 300 llamadas, grabaciones y amenazas la llevaron hasta el punto de denunciarlo ante las autoridades hasta en dos ocasiones en tres años.

Él acabó siendo despedido del trabajo por acoso y por 'voyerismo', que llevaba a cabo con cámaras espías, pero a pesar de que había un juicio pendiente la joven solo recibió protección policial durante un mes, según la cadena británica BBC. Las autoridades no aprobaron ninguna orden de alejamiento ni medida preventiva adicional, por lo que el acoso continuó una vez que la Policía retiró la protección.

En la segunda demanda los abogados de la víctima pedían hasta nueve años de prisión para el acusado, pero el sospechoso acabó asesinando a su víctima un día antes de que se diera a conocer el veredicto. Supuestamente declaró ante la Policía que lo había hecho como represalia por haber tomado acciones legales en su contra. Esta es la razón por la que las autoridades han modificado los cargos contra Jeon, pasando así de homicidio a asesinato por represalia, lo que aumenta la posibilidad de recibir una condena que puede oscilar desde los cinco a más de 10 años de prisión.

Leyes que no protegen a las mujeres

El pasado mes de octubre de 2021, en Corea del Sur se aprobó la denominada Ley Antiacoso, después de más de 20 años de lucha y redacción de leyes desde su proposición. Antes de esto, el acoso solo era considerado como "delito menor" por el Código Civil y castigado con multas de menos de 100 euros, según la agencia de noticias surcoreana 'Yonhap'.

Ahora, este delito puede acarrear condenas de hasta tres años en cárcel, si bien su puesta en práctica ha sido cuesta arriba. Según estadísticas de la Agencia de Policía Nacional de Corea del Sur, desde la entrada en vigor de la ley se han reportado 7.152 casos —casi 20 casos diarios—, pero tan solo el 5% de los sospechosos han sido detenidos.

La explicación de estos números tan bajos puede deberse al supuesto de la ley: según esta, el criminal solo podrá ser juzgado si, y solo si, la víctima da su consentimiento expreso. Esto genera un vacío legal porque las víctimas pueden ser extorsionadas para retirar los cargos, como Jeon presuntamente intentó hacer.

Estos datos y el asesinato de Sindang dejan en evidencia la debilidad en la implementación de las leyes y la poca protección que tienen las víctimas en el país asiático. Existe una queja generalizada en la población, especialmente entre mujeres, que apunta a que ni las leyes ni quienes las aplican están haciendo que las mujeres surcoreanas sean escuchadas. Hwang Ji-won, joven de 21 años y residente de Seúl, expresó a laSexta que las autoridades "sólo hacen 'algo' cuando, y sólo si, ocurre algo, pero como muestra el caso Sindang, para entonces ya es demasiado tarde porque la víctima ya ha sido asesinada, agredida sexualmente o sufre daños irreversibles".

"Es aterrador", comentó Hwang, quien además asegura que frecuenta esta misma estación. No obstante, esta joven dice sentirse "segura" viviendo en la capital surcoreana aunque "las leyes son muy endebles". Piper Gillien, estudiante universitaria internacional y también residente en la ciudad, asegura que "cuando se trata de mujeres" el miedo es algo común. "¿Cuántas veces tenemos miedo de estar solas por la noche? ¿Cuántas veces nos acosan o nos siguen o nos hacen fotos?", señaló a laSexta. Gillien, por su parte, considera que se deben mejorar las leyes en este sentido para que las mujeres "no tengan que pensar constantemente en cuándo llegará la próxima noticia, o si serán quienes la protagonizarán".

La respuesta del Gobierno de Seúl

Además de las decenas de ramos de flores enviados por políticos apenados al funeral de la joven, el propio presidente, Yoon Suk-yeol, se pronunció al respecto, reconociendo que las leyes que regulan estos delitos son insuficientes y exigiendo al Ministerio de Justicia que las fortaleciera. Sin embargo, esta respuesta contrasta fuertemente con sus objetivos electorales de principio de año, en los que prometió abolir el Ministerio de Igualdad de Género porque, según él, el sexismo estructural ya no existe.

De hecho, la BBC reportó que la propia ministra de Igualdad de Género acudió a la escena del crimen y le dijo a los reporteros que no creía que se tratara de un crimen basado en el género.