Los continuos ataques sobre territorio ucraniano dificultan el envío de cualquier suministro o ayuda humanitaria, pero especialmente el del material médico y medicamentos que se necesita.

Para poder hacerlo, Farmacéuticos sin Fronteras se han coordinado con las autoridades de Leópolis, pero también están recibiendo muchos listados de peticiones de medicamentos y material sanitario desde diferentes hospitales y centros de atención.

Ellos son, junto con las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno, quienes marcan qué se necesita y cuándo. "Seguir esas indicaciones es fundamental para que la ayuda que se envíe realmente sea efectiva y no acabe convirtiéndose en un residuo", explica Ángel Huélamo, director general de la organización.

Otra de sus estrategias para hacer llegar el material es intentar comprarlo en países fronterizos, tanto en Polonia como en Rumanía.

Mientras, las farmacias de toda España siguen registrando donaciones de medicamentos por parte de ciudadanos.

Como explican desde el Colegio de Farmacéuticos, cualquier ciudadano que quiera colaborar solo tiene que acudir a una farmacia y pedir información a la farmacéutica, que podrá indicar en cada momento qué se necesita.

Seguir esas directrices, de forma coordinada y no de manera independiente, insisten, es la única manera coherente de ayudar. "No se va a recoger ningún medicamento que haya sido utilizado, y, por supuesto, no vamos a recoger ni el más mínimo medicamento que esté caducado", explican.

Cooperar, aseguran, no es dar lo que sobra, y por eso, en vez de entregar el medicamento también se puede ayudar económicamente. Así, ese dinero se destinaría de forma más efectiva a las necesidades reales tanto de los heridos como de los profesionales que los atienden.