Adolfo y Marcial eran unos adolescentes cuando entraron a trabajar en el restaurante Edelweiss. Hoy, este establecimiento cuelga el cartel de concurso de acreedores. "Es muy duro venir a trabajar sin cobrar y sin saber si este dinero algún día lo cobrarás" ha contado Adolfo Bengoa, camarero de Edelweiss.

Abierto desde 1939, su dueño, Arturo Fernández, pretende cerrarlo, dice que no es rentable. Ha dicho que los once trabajadores cobrarán la liquidación del fondo de garantía del Estado. Como la empresa tampoco paga a sus proveedores, hoy no tienen ni servilletas. Marcial, jefe de cocina, ha tenido que llevar la sal de su propia casa. "Un día no hay pan, otro no hay vino, otro día no hay cerveza", se ha quejado.

Eufrasio Higueras es otra víctima de los negocios fallidos de Arturo Fernández. La cafetería donde trabaja ha cerrado, le deben tres mensualidades y la liquidación. "Llevábamos un par de meses que no percibíamos el salario", ha contado Eufrasio.

El exvicepresidente de la COE ha pasado de tener 1700 empleados en los tiempos de bonanza a 500. Este 2015 mantendrá 30 establecimientos y las cuentas más saneadas. Pero hay trabajadores que siguen sin cobrar y que consideran que Arturo Fernández se ha desentendido de ellos.