Hace justo un año, la presentaban como una reforma importante, de calado y completa. El 10 de febrero de 2012, Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, aseguraba que era una "reforma importante, de calado y completa. Me atrevo a decir que marcará un antes y un después en lo que ha sido la legislación laboral de nuestro país."
El antes eran 5.273.600 parados según la EPA del último trimestre de 2011 y el después, también lo ha ido marcando cada tres meses la Encuesta de Población Activa. La EPA del primer trimestre del año deja 5.639.500 parados.
En abril, dos meses después de su optimismo, la vicepresidenta cambiaba el discurso: "En estos momentos estamos viviendo, quizá, uno de los momentos más duros de la economía española, como revelan los datos de la Encuesta de Población Activa que se han conocido hoy", advertía.
Es pronto para valorar la efectividad de la reforma laboral, aunque el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos intuye que quedan "dos elementos, dos rayos de esperanza, y si me permiten ustedes, algo más que dos rayos de esperanza".
La ministra de Empleo, Fátima Báñez prefiere pedir ayuda y se enconmienda a la Virgen del Rocío para salir de la crisis, porque, "de la Virgen un capote siempre llega".
Óscar López, secretario de Organización del PSOE veía como la reforma "abarata el despido en plena recesión y eso solo conduce a tener más parados con menos derechos".
Para el Gobierno ya ha dado resultados y en agosto, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal aseguraba: "Cuatro meses se lleva en España creando puestos de trabajo y cinco meses se lleva también en España incrementando el número de afiliaciones a la Seguridad Social".
Hace tan sólo unos días, la titular de Empleo, Fátima Báñez, afirmaba que se había "frenado el ritmo de destrucción de empleo del 18% al 13%. Hay 400 parados menos cada día".
Se sigue destruyendo empleo, pero a menor ritmo. Aún así, en el próximo trimestre bastarán 6 décimas para superar los 6 millones de parados.