Se acaba una de las carreras más exitosas de todos los tiempos en el boxeo. Manny Pacquiao, a sus 42 años, ha comunicado en sus redes sociales que se retira definitivamente de los cuadriláteros.
A través de un vídeo, agradeció todo el apoyo a sus fans y familia por más de 25 años de éxitos, ganando hasta 12 títulos mundiales en 8 pesos distintos, con un récord de 62 victorias - 39 de ellas por KO-, ocho derrotas y dos combates nulos.
"Es difícil para mí aceptar que mis días como boxeador han llegado a su fin. Hoy anuncio mi retiro. Nunca pensé que llegaría este día. Mientras cuelgo mis guantes de boxeo, me gustaría agradecer a todo el mundo, especialmente al pueblo filipino, por apoyar a Manny Pacquiao", comienza diciendo.
"Nunca olvidaré a la única persona que me ayudó, Rod Nazario, quien una vez fue mi manager. Me trajo a los Estados Unidos hace 20 años y organizó mi presentación de mi entrenador Freddie Roach en el Wild Card Boxing Gym. Freddie Roach fue no solo mi entrenador, sino también mi familia: un hermano y un amigo", comenta acordándose de su difunto exgerente.
"Acabo de escuchar la campana final. Tapos na ang boksing. Maraming, maraming salamat po (en filipino: El boxeo está terminado. Muchas gracias). Dios es bueno todo el tiempo. Tuve la oportunidad de representar a Filipinas, trayendo fama y honor a mi país cada vez que entré al ring. Estoy agradecido por todos mis logros y la oportunidad de inspirar a los fanáticos", añade.
Y es que gracias a sus dotes en el ring, Pacquiao lleva poniendo a su país en el mapa durante muchas décadas, con su característico juego de pies y la agilidad para conectar golpes certeros. Sin embargo, ahora quiere seguir representando a la comunidad filipina y a sus habitantes, pero como líder del gobierno.
Durante unos pocos años ha estado compaginando el deporte con su cargo de senador, y pocas semanas atrás confesó que está preparando su candidatura para presentarse a la presidencia de Filipinas, por lo que este anuncio de retirada deja entrever que se quiere dedicar a ello en cuerpo y alma, como hacía cuando se ponía los guantes.