Navid Akfari, luchador iraní, ha sido ejecutado por su gobierno. A pesar de las protestas internacionales, y de las campañas iniciadas para evitarlo, finalmente ha muerto en la horca en la prisión de Adel Abad en Shiraz.

Allí permanecía desde 2018, cuando fue detenido por participar en las protestas contra el gobierno de Irán. Además, le acusaron y condenaron por el asesinato de un funcionario, a pesar de haber defendido su inocencia.

Fueron muchos los organismos internacionales, y también relacionados con los derechos humanos, que denunciaron su situación. Según afirman, la acusación se produjo de forma ilícita y todo fue en base a una condena política.

Bajo la etiqueta 'no ejecutéis', su historia se hizo viral en redes sociales. Incluso Donald Trump, presidente de Estados Unidos, pidió que no se hiciera dicha ejecución.

"Escuchar que Irán busca ejecutar a una gran y popular estrella de la lucha libre, Navid Akfari, de 27 años, cuyo único acto fue ir a una manifestación contra el gobierno en las calles. Protestaban por el empeoramiento de la situación económica y la inflación del país", escribió Trump.

Acto seguido, la televisión de Irán emitió un vídeo en el que Akfari confesaba haber apuñalado dos veces a la víctima.

Esto fue puesto en duda, pues en una grabación de audio el luchador reconoció que le torturaron para realizar dicha confesión.