Noventa minutos hubo que esperar para que llegara la emoción de los derbis a Arabia. Para que Real Madrid y Atlético levantasen al público con una prórroga que compensó el tedio de la hora y media del tiempo reglamentario. Blancos y rojiblancos jugaron una intensa Supercopa de España que terminó cayendo del lado de los de Zidane después de dos horas de encuentro y una tanda de penaltis.

De nuevo, y al igual que pasó en su partido de LaLiga, mucho respeto entre ambos equipos. Mucho temor, mucho miedo. Muy poco riesgo en uno de esos encuentros que, como saben aquellos que ya tienen muchos en sus espaldas, se deciden por detalles. Uno de esos que se deciden por errores más que por aciertos.

Así que, con esa mentalidad, la primera parte fue como fue. Fue completamente soporífera y para olvidar. Sin apenas ocasiones y con los entrenadores tan contentos de que sus prodigiosas tácticas estaban anulando al equipo rival. Con todo, Sergio Ramos y Mendy se saltaron el guión un par de veces y cerca estuvieron de marcar Morata y Joao Félix.

Un Joao, por cierto, errático y desaparecido. Quizá por su juventud, por el estilo de juego o porque simplemente no está cómodo, el luso no brilla. Y lo peor, no disfruta. Está triste, y se le nota. Alicaído, escaso de magia y de virtudes con el cuero. Sin él, se le ve sin esa fuerza y vigor defensivo que reclama Simeone.

El Cholo se cabreó y no precisamente poco con él en la segunda parte, cuando se le notaba ya algo escaso de gasolina y de potencia en sus piernas. Fue en el segundo acto cuando la cosa se animó, pero no mucho, no vaya a ser que el duelo fuera a convertirse en un espectáculo. Jovic y Morata tuvieron las mejores ocasiones, con Oblak y con Courtois salvadores.

Sobre todo el belga, que se la sacó al '9' del Atleti tras un gran pase de Trippier. Thibaut también evitó con seguridad el tiro 'sorpresa' de Thomas cuando todo hacía indicar que buscaría un centro a balón parado. Y el arquero del Atleti detuvo sin problemas un disparo flojo de un Rodrygo que aportó más bien poco.

Prórroga emocionante, y penaltis

Así que sí, prórroga. Una en la que todo se animó considerablemente, sobre todo en el segundo cuarto de hora. Porque el final del envite fue, por fin, emocionante. Ocasiones para unos y para otros, y una roja como una catedral a Valverde por trabar a un Morata que se iba completamente solo hacia la portería de Courtois. Thibaut salvó luego un gol cantado en un rechazo de Mendy.

Menuda media hora fue esta, pero finalmente todo se decidió en los penaltis a pesar de, por fin, los esfuerzos de ambos equipos para deshacer la igualada. Y ahí el Real Madrid dio el do de pecho. Falló Saúl, paró Courtois el lanzamiento de Thomas... y así la Supercopa se fue para el Santiago Bernabéu.