Mientras se continúan investigando las causas de la muerte de Diego Armando Maradona, están saliendo a la luz diversos episodios de los últimos años del 'Pelusa' con vida.

Gustavo Rubio, cura de la Parroquia María Auxiliadora de Berisso, en La Plata, ha relatado en 'Radio 10' que, cuando el argentino fichó por Gimnasia en septiembre de 2019, acudió a su iglesia para confesarse.

"Diego me pidió que lo bendijera a él para lo que fuera a vivir. Me dijo que lo único que quería era paz", explicó el sacerdote, que incidió en algunas de la preocupaciones del campeón del mundo en México 1986.

"Me llamó la atención que Maradona llamara a un cura. Pensé mal, pensé que era para sacar la mufa y no. Cuando llegamos lo esperamos un rato, y cuando nos encontramos me llamó mucho la atención que me pidió que lo bendijera a él y al equipo de parte de Dios, pero a él en especial para su vida y lo que viviera de ahí en adelante", añadió el cura.

Por otro lado, mostró el lado más íntimo del exjugador: "Diego me dijo con sus palabras: 'Yo me mandé muchas cagadas en la vida, muchas, y me arrepiento, pero tuve cosas buenas en la vida', y habló de afectos y del fútbol".

"A mí me impresionó que Diego pudiera reconocer las faltas, las macanas que uno se manda, y me dijera: 'Yo no soy ejemplo para nadie'. Era importante que quisiera reconocer sus límites y su pequeñez", apuntó el sacerdote.

A su vez, rozando el compromiso con el Secreto de Confesión, Gustavo Rubio contó una anécdota de Maradona relatada en palabras del argentino: "Cuando a su mamá, Doña Tota, la vida se le ponía muy dura, iba a la parroquia y el cura le daba 'el aceite' (el óleo) para llenarla de fuerza y salir adelante".

Y es que 'el Diego' era un enamorado de sus padres: "Cada vez que hablaba de ellos lo hacía con mucha admiración, con mucho cariño, se le llenaban los ojos de lágrimas. Me contó que su vuelta a la Iglesia estuvo inspirada sobre todo por la vida y fe de su madre, que ella aprendió la fe simple y quería ponerla en práctica".