Menudo cabreo se llevó LeBron James de su última visita a Boston. Los Lakers se midieron a los Celtics en un partido que terminó con victoria de los verdes por 121-115, pero todo quedó eclipsado por lo que sucedió al final del tiempo reglamentario con una clarísima falta al 6 angelino que los árbitros no señalaron.

Habría sido una canasta, o unos tiros libros, que habrían dado el triunfo a una franquicia que este año está necesitada. Que está en tierra de nadie, fuera de los 'play in' y que vivió en el TD Garden una noche que bien podría haber acabado en fiesta. Pero no, no fue así, y se fueron de vacío y cabreadísimos de su partido ante el de momento mejor equipo de la fase regular de la NBA.

La jugada clave llegó a escasos segundos para el final del partido. Era la última jugada, de hecho. LeBron, con 105-105, realizó una penetración a canasta en una de esas acciones que él sabe bien que va a terminar en éxito. Sin embargo, apareció Jason Tatum.

El de los Celtics le soltó el brazo a 'The King' e impactó con él. No hubo canasta. Tampoco falta, y LeBron se volvió completamente loco ante la pasividad de los árbitros.

En la prórroga, derrota de los Lakers, y todos mirando a unos árbitros que ya han reconocido su error.

"En el momento no vimos la falta, y nos equivocamos por no pitarla", dicen.

No parece que eso sea suficiente para calmar a LeBron: "No entiendo esto. Nos ha vuelto a pasar. Veo baloncesto todas las noches y somos los únicos a los que nos pitan estas cosas. No lo entiendo".

David Ham, entrenador de los Lakers, se mostró en los mismos términos: "No entiendo cómo al mejor jugador del mundo no le pitan faltas que son faltas".