En noviembre de 2013 proclamó 'No estamos locos'. Pasado un año, tras el enorme éxito de aquel libro de desahogo militante y después de tomar contacto con unas cuantas personas comprometidas con la protesta social, da un paso más y añade: «No estamos solos».
Cuerdo y en compañía, el Gran Wyoming vuelve a la trinchera de la palabra con la misma pasión y la misma subjetividad deliberada. Un libro que da voz a gente que ha plantado cara a la crisis y a la corrupción intentando demostrar que desde la vida privada también se pueden cambiar las cosas. Una obra visceral y torrencial, tal como es el propio autor.
Pero esta vez no se trata de un monólogo, sino de un coro de voces. El conductor de 'El Intermedio' trabajó en el rodaje de un documental que se titula igual que el libro, 'No estamos solos', habló con sus protagonistas, la arquitecta que abre su casa a los transeúntes, los cantaores que protestan por bulerías en las sedes bancarias, el jubilado que elabora y reparte pancartas, y aquí están esas conversaciones.
Más arrollador que nunca, el Larra de los indignados, el Zola de la Prospe vuelve a las librerías para unirse al clamor de los ciudadanos. Desencadenado como Django, a lo Tarantino pero disparando solo palabras, nos cuenta qué les mueve y cómo lo hacen, poniendo voz y cara a aquellos que agitan cada día la vida en muchos rincones de España.
A través de historias que se cruzan, se relacionan y se potencian, el lector descubre cómo la indignación imaginativa se ha convertido en un método de lucha, un plaguicida contra comisionistas, recortadores, privatizadores y demás elementos patógenos del presente. Un recorrido por la España que no se resigna de la mano y la palabra de este inimitable comunicador.