La fiesta del cine español logró lo que ni la Casa Real ni el Congreso han conseguido: ver a Pablo Iglesias vestido de etiqueta. "Resines me ha amenazado", bromeaba el líder de Podemos en la noche del cine español.

Después de varias semanas de intensas negociaciones, era la primera vez que Rivera, Sánchez, Iglesias y Garzón se veían las caras por otro asunto que no fuera político. "No ha habido nada de política ni pactos", consideró Pedro Sánchez.

Ellos podrían ser los líderes revelación de una gala de los Goya trufada de dardos al Gobierno en funciones. "Estaría muy bien que pudiéramos hablar del 'pacto de los Goya', en la sala tenemos un plasma para que habléis los cinco", expresó el presentador del evento, el actor y cómico malagueño Dani Rovira.

El ministro de Cultura aguantó estoicamente las chanzas. "Sé que a usted le va a dar muchísimo pudor pero yo tengo que leer su currículum". Y los líos lingüisticos de Rajoy fueron aprovechados por el presentador.

La bajada del IVA cultural ya es una reivindicación tradicional en estos premios. "Si no bajan el IVA de un yate me da igual, porque no tengo yate. Lo mismo le pasa a Montoro con la cultura", señaló Rovira, con un dardo dirigido al ministro de Hacienda. En su discurso tambíen lo recalcó el presidente de la Academia. "El cine es cultura, así de simple", precisó Antonio Resines.

Rivera e Iglesias se sentaron juntos, pero eran butacas y no escaños, aunque para el líder de Izquierda Unida, el lugar no importa para acercar posiciones. "Cualquier momento es bueno para el diálogo", aseguró Garzón.

Las referencias políticas también surgieron de actores como Juan Diego Botto, en apoyo a los titiriteros encarcelos en Madrid. Y entre una declaración y otra, terminó una gala de los Goya, la número 30, donde la política se convirtió en un actor principal.