Bennu es un asteroide que quedó varado tras la formación del Sistema Solar. Este fósil ayudará a los científicos a estudiar la evolución de los planetas, nacidos tras la colisión de fragmentos de roca como Bennu.
La sonda pretende estudiar la composición de la gran roca y recoger hasta dos kilogramos de su superficie para analizarla en la Tierra en el año 2023. Las primeras observaciones efectuadas por los espectómetros de OSIRIS- REx han determinado que el planetoide tiene hidroxilos, unas moléculas compuestas por oxígeno e hidrógeno.
Amy Simon, científica de la NASA, ha asegurado que la presencia de materiales hidratados confirman que Bennu es un excelente espécimen donde estudiar la composición de orgánicos primitivos. A pesar de que la superficie del asteroide es pequeña para haber albergado agua líquida, pero los hidroxilos muestran que su materiales estuvieron en contacto con el agua.
La principal hipótesis es que Bennu se desprendió de un asteroide mucho más grande que si que albergaba agua en estado líquido. Los cascotes que componen la superficie del planetoide harán la extirpación de un trozo de su superficie una tarea más compleja para el brazo robot de OSIRIS-REx, que tendrá que buscar una llanura para extraer pequeñas partículas.
Hasta amenazas de muerte
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