Unos auriculares con una canción pueden ser suficientes identificarse, se trata de un sistema cuya contraseña no hace falta teclear porque hay que pensarla. Se debe cantar mentalmente la canción elegida y en cinco segundos un electrodo lee las ondas producidas por el cerebro.

En caso de que otra persona intente cantar la misma canción, no hay ningún problema porque dos personas diferentes producen ondas diferentes.

Esto podría acabar con el engorro de las contraseñas y dejar atrás el recurso fácil de poner los datos más obvios como las fechas de cumpleaños.

Además, hay otras alternativas al teclado. Los japoneses llevan tres años sacando dinero de los cajeros utilizando sus venas. El mapa de las venas de la mano es tan único como la huella dactilar o el iris. Todos ellos, sistemas biométricos a prueba de espías.

De momento no se puede acceder así a las redes sociales. Los gobiernos se oponen a que empresas privadas tengan información tan personal sobre nuestra identidad.