Científicos austriacos han creado un 'minicerebro', elaborado con células madre embrionarias y células ips, que tiene una constitución similar a la del cerebro de un feto de nueve semanas, momento en el que empiezan a aparecer muchos de los trastornos cerebrales.

Han logrado construirlo ideando un medio de cultivo parecido al útero materno, engañando a las células para que se reorganicen igual que en el cuerpo humano.

"Tiene una microorganización que es coherente con la organización que empieza a tener un cerebro normal durante su desarrollo", asegura Juan Andrés de Carlos, científico del CSIC.

No es una mente ni un órgano. No se empleará para transplante, pero será clave para estudiar enfermedades como la esquizofrenia o el autismo.

El primer gran logro comprobado del microcerebro, ha sido curar in vitro la microcefalia, un mal hereditario que provoca que la cabeza del niño sea más pequeña que lo normal.

Sólo vive diez meses porque no recibe sangre ni oxígeno. El tiempo suficiente para que los científicos entiendan cómo se desarrollan los problemas neurológicos en el cerebro del feto, y los médicos los subsanen.