Spa-Francorchamps, Mazda y las 24 horas mundialistas que ganó un motor rotativo

Este fin de semana, el circuito de Spa-Francorchamps alberga una de sus carreras más importantes de la temporada. Las 24 horas de Spa-Francorchamps vuelven un año más a darle vida al trazado belga en la temporada estival. Será la edición número 71, siendo por lo tanto una de las carreras en el mundo con mayor historia. En tiempos recientes, esta prueba ha sido coto privado de las Blancpain GT Series en su vertiende de resistencia, aceptando también el Intercontinental GT Challenge. Pero no siempre fue así y en 1981 esta cita fue una de las tres de 24 horas en estar en el Campeonato del Mundo de Resistencia. La victoria fue a parar a Mazda con su mítico RX-7 con motor rotativo, escribiendo una página dorada en la historia de la marca junto con la estructura TWR de Tom Walkinshaw, uno de los pilotos que compartió coche con el héroe local Pierre Dieudonné.

Para Mazda, la carrera de las 24 horas de Spa no era precisamente nueva. El año anterior, en 1980, Walkinshaw ya había inscrito a su equipo con los coches japoneses. El británico convenció al importador de Mazda en Bélgica y a Motul para que le ayudaran a asegurarse el apoyo de la marca para poder inscribir cuatro coches en la prueba. Desafortunadamente para ellos, varios problemas técnicos impidieron que uno solo de los coches completara la carrera. Fracaso total y golpe fuerte a las aspiraciones de los nipones, que empezaron a dudar. Para la edición de 1981, Walkinshaw se las apañó para convencer a Mazda para que mantuvieran cierto apoyo aunque el equipo se redujo a un total de tres coches, con un cuarto inscrito por Mazda Car GB.

En la sesión clasificatoria, el mejor tiempo y la pole position fueron para el Chevrolet Camaro Z28 de Bastos en el que estaban Claude Bourgoignie, Reine Wisell y John Cooper. Pero justo a su lado en parrilla estaba el primer Mazda, el número 40 de Tom Walkinshaw y Pierre Dieudonné. El jefe de equipo y piloto había decidido que en su coche solo se sentarían dos personas a lo largo de la carrera. Más fácil de gestionar el equipo, fue la justificación. En cualquier caso y a pesar de la buena sesión clasificatoria, la realidad era que el Mazda estaba entre los coches ligeros, en la clase reservada para coches de menos de 2500 centímetros cúbicos. A todo ello había que añadir las peculiaridades del RX-7. Ante todo, el coche se conducía desde el lado derecho, algo que para Dieudonné era difícil al no estar habituado el piloto a cambiar de marcha con su mano izquierda. Además, los frenos no eran fantásticos y eran fáciles de bloquear sobre todo en el eje trasero.

La ligereza del Mazda lo hacía más fácil de recuperar que otros coches como los Chevrolet y los BMW en caso de perder el control o sufrir un bloqueo de ruedas pero esto último seguía siendo un problema real. Tampoco rendía excesivamente bien sobre asfalto mojado… y la salida se produjo bajo la lluvia, complicando la carrera para ellos. En un principio el coche número 40 perdió muchas posiciones a causa del estado de la pista pero en un momento dado, Walkinshaw tomó la audaz decisión de montar neumáticos de seco cuando otros eran más conservadores y ello les permitió remontar. Tras el primer tercio de carrera, volvían a ser segundos y presionaban al BMW que lideraba la prueba. Pierre Dieudonné, menos ambicioso y más prudente que su jefe y compañero de equipo, sugirió conservar y conformarse con un segundo puesto que consideraba como un gran resultado al tener bajas expectativas sobre la prueba.

Tom Walkinshaw tenía otras ideas y en lugar de conservar o seguir con el mismo plan que hasta el momento, decidió instruir a su piloto que cambiara 500 revoluciones por minuto más arriba para aprovechar al máximo la potencia del RX-7… aunque ello suponía también un riesgo. La presión sobre el líder funcionó, llevando al BMW 530i que encabezaba la carrera a forzar la maquinaria, lo que acabó por romper su motor. El Mazda número 40 de Walkinshaw y Dieudonné, que tenía una cámara a bordo que emitía en directo para la televisión, tomó el liderato y acabó llevándose una celebradísima victoria, el primer gran éxito de Mazda en Europa. Dos vueltas de ventaja y toda una exhibición en gestión de carrera, además del hecho de darle a los aficionados belgas un ganador en su casa.

Todo empezó a cambiar entonces para Mazda, que viéndose capaz de competir con los más grandes y habiendo ganado en Spa, giró su cabeza hacia las 24 horas de Le Mans. El viaje hacia la primera victoria japonesa en La Sarthe estaba a punto de empezar, aunque faltaban diez años para llegar a su destino soñado. En el anecdotario, Jack Brabham participó en esta carrera en el que era su retorno a la competición tras más de diez años con un Ford Capri. En cuanto a las 24 horas de Spa-Francorchamps, pasarían por varias competiciones; el Campeonato de Europa de Turismos, el Campeonato del Mundo de Turismos, el FIA GT... y desde 2011, las Blancpain GT Series. Eso sí, la edición de 1981 fue la última en la que el coche ganador logró el éxito con solo dos pilotos al volante. Todo un hito.