Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo sabían que todos los ojos estaban puestos en ellos: cada elemento y cada detalle desde que pusieran un pie fuera del coche que les trajo hasta Atresmedia era importante e iba a ser analizado. El debate comenzaba ahí.
En la puesta de escena de Feijóo hubo tres elementos importantes. Con él viajó su asesora Marta Varela, a diferencia de otros dirigentes del PP que tradicionalmente han optado por viajar con su mujer. Optó por una vestimenta sencilla, con traje, camisa y corbata en diferentes tonos azules.
Bajo el brazo, lo más importante para él: un dosier para demostrar que venía con los deberes hechos. Sin embargo, nada más bajar del coche oficial confesaba al director de Atresmedia que se había olvidado ese dosier en casa y tuvo que volver.Ya en el photocall, el líder de los populares intenta sonreír a los fotógrafos, aunque no tardó mucho en quedarse en una tímida sonrisa.
Apenas 15 minutos después era el turno de Sánchez, que bajaba del coche con una amplia sonrisa aunque sorprendido porque le recibieran en la misma puerta de su coche. Intentaba relajarse con el típico tema de conversación de ascensor: el tiempo. "Con mucho calor, 44 grados, ¿no?", decía el presidente del Gobierno.
Él también optó por un traje azul marino, pero con camisa blanca y un detalle muy importante: su corbata de la suerte. En un tono entre rojo, burdeos o quizá bermellón, se trata de la corbata que, según comunicaron desde el equipo del presidente, es la que ha utilizado en otras grandes ocasiones. Sin ir más lejos, la semana pasada, cuando la Comisión de la Unión Europea visitó nuestro país con motivo del inicio de la presidencia semestral española del Consejo de la UE, Pedro Sánchez vestía ese accesorio.
Una vez dentro del edificio, la estampa en la sala de partidos era bastante diferente. Feijóo repasaba una y otra vez el dosier y consultaba su móvil. Sánchez charlaba con su equipo de forma distendida.
A punto de escuchar el pistoletazo que marcaría el inicio del debate, se encuentran en el plató y apenas intercambian un par de palabras a las que acompañan risas nerviosas. Cada candidato vuelve a las suyas: el líder de los populares se sienta y busca encontrar una postura cómoda en la silla. Mientras, Pedro Sánchez camina de un lado a otro del plató.
Comenzaba el debate y con él, las tensiones... y las constantes interrupciones a las que los moderadores intentaron hacer frente. Las réplicas se multiplicaban conforme avanzaba el reloj.
El único gesto entre Sánchez y Feijóo durante la publicidad
Pero ni en las pausas pudimos ver interacciones entre los candidatos, la tensión era máxima. Feijóo no quiso ni levantarse y a él acudía su asesora. Mientras, Sánchez volvía a levantarse y hablaba con Óscar López, su jefe de gabinete, una vez más de pie.
Es un segundo lo que dura la interacción entre ellos, una leve expresión. Fue durante una pausa de publicidad, una compañera de maquillaje y peluquería olvida la laca al lado de Feijóo tras algunos retoques y el popular le hace un gesto con las cejas a Sánchez.
Una vez ya finalizado el debate, es el líder gallego quien se levanta primero para estrechar la mano del presidente del ejecutivo, pero tras ello, Sánchez va al encuentro de los presentadores y Feijóo al de su equipo, que lo abraza efusivo. Como la bienvenida que le esperaba en Génova, más propia de una victoria electoral "He de reconocer que me lo he pasado muy bien", decía Feijóo a los cientos de militantes que allí se congregaron para ver el cara a cara.
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Pero también en Ferraz hubo buen sabor de boca. "Después de este debate, no tengo duda de que vamos a ganar", aseguraba Pedro Sánchez a los asistentes en la sede del partido. Queda aún por conocer la sensación de los que lo vieron desde casa.
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