De todo, sí, pero con cabeza. Hay una frase que me dijo un entrenador que se me grabó a fuego en la memoria: "Si comes como un cerdo y entrenas mucho, serás un cerdo entrenado". Se refería a esas personas que hacen mucho deporte, pero no cuidan nada lo que comen porque creen que haciendo deporte se quema todo.

Y sí, en efecto, se queman las calorías, pero los alimentos no son solo calorías. También aportan nutrientes necesarios para nuestro organismo: proteínas para reparar los músculos, vitaminas y minerales que intervienen en distintos procesos metabólicos… Hasta las grasas cumplen su función como fuente de energía, amén de otras funciones, como protectores cardiovasculares en el caso de los famosos omega 3.

No es lo mismo merendar un plátano, una macedonia de frutas o una tortilla a la francesa con un trozo de pan que un bocadillo de panceta o una caja de donuts, por muy ricos que estén. Como siempre digo, no pasa nada por tomarlo un día de forma excepcional, pero una alimentación poco saludable tendrá consecuencias sobre nuestra salud difícilmente compensables con la práctica de ejercicio físico. Ya no hablamos de calorías, sino de salud. Mientras la fruta nos aporta vitaminas y fibra y la tortilla, proteínas de calidad e hidratos de carbono (si lleva pan), la bollería industrial es una bomba de azúcares refinados y grasas no saludables, mientras que la panceta aporta grasas saturadas en una cantidad superior a la deseable.

¿Que al hacer deporte quemamos más calorías? Sí. ¿Que eso está bien para perder peso? Sí. ¿Qué hacer deporte nos da manga ancha para guarrear con la comida de forma habitual? En absoluto. A ver si lo que estamos construyendo con un hábito saludable lo vamos a tirar por la borda comiendo después. Como siempre, y este es mi mantra, en el término medio se haya la virtud. No pasa nada por darnos un homenaje un día, pero que sea un día y no los siete días de la semana.

¿Se puede hacer mucho deporte y engordar?

Definitivamente. Sí. De hecho, ese es el error de muchos principiantes en el deporte. Tendemos a sobrevalorar las calorías que quemamos en el gimnasio y quitamos importancia a las que comemos. Muchos gimnasios promocionan sus clases con reclamos como 'quema 1.000 calorías por clase'. Pero es solo una verdad a medias. Puede que el 'machaca' de la clase de spinning, que tiene mucha masa muscular, lo da todo y es alto y joven queme esas 1.000 calorías. Si eres mujer, de mediana edad, mides 1,59 y apenas puedes seguir el ritmo de la clase, es posible que no quemes más allá de 350 calorías. Si ambos os tomáis una palmera de chocolate de 500 calorías, adivina a quién le va a engordar.