Cuando parecíamos abocadas a la renuncia sin frenos ante un plan de vuelta al colegio sustentado en la falta de recursos por parte del Gobierno central, la improvisación constante, la falta de acuerdo de las Comunidades Autónomas y el caos más absoluto en la comunidad educativa intentando descifrar los protocolos, las palabras de la Ministra Celaá de plantear un permiso retribuido o baja para los padres que tengan que cuidar a sus hijos e hijas ante un posible contagio sonaban a música celestial.

Lo primero que escuchábamos "decente" en meses de espera agónica en cuanto a la palabra más olvidada: conciliación en boca de la Ministra de Educación. Creímos inocentes que era un adelanto de un plan trabajado por parte de su compañera de Trabajo de la que sabemos más bien poco últimamente.

A la mañana siguiente, en Radio Nacional, nuestros sueños se truncaron cuando Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, desdijo a la Ministra de Educación refiriéndose a que Celaá hacía referencia a las medidas que contempla ya el plan MeCuida. Y justo después una entrevista soporífera y sin nada nuevo que aportar al gran problema que se nos plantea, vendió el plan como si fuéramos tontos y dejando claro que la situación de teletrabajo con niños durante el confinamiento había sido insostenible. ¿Nos lo cuenta a nosotras señora Ministra?

Pero se fue de nuevo sin contestarnos a lo más importante:

¿Cómo vamos a trabajar las madres y los padres de este país ante un posible contagio, una cuarentena o el cierre de un colegio?

Salvador Illa se echa las manos a la cabeza y se cabrea en público en la Conferencia Sectorial del pasado 27 de agosto, indignado porque no entiende que un padre o una madre pueda poner en riesgo a su hijo o hija y al personal del colegio si presenta una mañana algún síntoma compatible con la Covid-19 y no se queda con él en casa. Señor Illa no se alarme de verdad. Yo le explico, que es mucho más fácil. Mire usted, imagine que trabaja de manera presencial en una oficina, supermercado, establecimiento o cualquier lugar donde no pueda permitirse no ir a trabajar por enfermedad de su hijo o hija y mucho menos avisar la misma mañana. Usted es padre o madre, incluso podría ser familia monoparental, por rizar el rizo, y sabe que si llama y comenta que su hijo o hija tiene fiebre le pueden despedir y que la única solución es dejarlo con los abuelos -si los tiene-, dejarlo solo en casa o llevárselo al trabajo donde no será bienvenido… ¿Qué hace? Seguramente se quede en casa a riesgo de perder el empleo. Porque está claro que es su responsabilidad. Pero, ¿qué pasa con la cota de responsabilidad de su Gobierno?

¿Dónde están las medidas de conciliación que estudiaban allá por mayo para que miles de mujeres madres (y también padres) no tengan que renunciar? Porque el famoso y bonito plan en papel MeCuida nos cuida bien poquito. No sé si sabe usted que la jornada reducida conlleva una pérdida salarial que muchas familias no pueden permitirse. No sé si sabe usted que la adaptación de la jornada en la mayoría de los casos se deniega porque no está regulada y no sé si sabe usted que estas medidas y el necesario teletrabajo, cuando es posible, es de carácter voluntario en un mercado laboral, este el de nuestro país, que es mayoritariamente presencialista.

Por favor, en vez de culpabilizar y usar ese cinismo cuando habla de los padres y madres que quizás no tengan otra salida para poder mantener sus trabajos que necesitan para subsistir, pídale al Ministerio que tiene las competencias que trabaje en un plan que funcione y que garantice el trabajo digno a las familias.

No han abierto los colegios y ya se está culpabilizando a las familias de los rebrotes. No han abierto los colegios y ya se está culpabilizando a las familias que tienen miedo por no llevarles en vez de trabajar en una vuelta al colegio segura, que cumpla con lo que ustedes prometieron: bajar ratios y doblar profesorado, adecuar espacios y proteger a las familias de riesgo.

Seamos serios y menos risas en rueda de prensa, que al otro lado estamos familias muy preocupadas por nuestro devenir, abandonadas y sin información a día 1 de septiembre.