Nosotras estamos aquí, defendiendo nuestros derechos en casa, en el trabajo, en la calle. Nosotras estamos aquí, liderando el cambio social, rompiendo techos, superando obstáculos, organizándonos sin tiempo, pero con ganas de actuar. Nosotras estamos aquí, liderando un cambio que se resiste a llegar. Nosotras estamos aquí, avanzando más lento de lo que nos gustaría, pero sabedoras de que cada paso cuenta. Nosotras estamos aquí y si no nos ven es porque no quieren, no nos buscan, porque no les interesa, porque no quieren perder privilegios, porque se agarran a unas estructuras que están al caer con la fuerza de nuestra revolución.

Nosotras estamos aquí hablando, levantando la mano, pidiendo ayuda, delegando como podemos, pero también estamos calladas, silenciadas, agotadas. Sobreviviendo como podemos por llegar a todo sin perder la salud mental por el sumidero del fregadero, cuando la carga de los cuidados no es compartida ni se espera que lo sea.

Nosotras estamos aquí ocupando puestos como podemos, a veces con más éxito y otras con menos. Nosotras estamos aquí, más que preparadas, teniendo que demostrar el doble para llegar a los consejos de administración, al poder, ocupando espacios públicos y también intentando salir de los suelos pegajosos donde los retos son otros, pero más importantes si cabe, liderando pequeñas grandes revoluciones, que actúan de verdadero tsunami para mover los cimientos de una realidad, que se agarra a un sistema obsoleto.

Nosotras estamos aquí muchas veces dudando, otras luchando contra el síndrome de la impostora, con la culpa a cuestas, renunciando porque el coste es tan alto que nos aplasta. Pero aquí estamos, unas veces unas y otras veces otras, haciendo una red de mujeres, que nos damos la mano y que no vamos a permitir que nos dividan. Porque hoy somos muchas las que no queremos tener que elegir con qué bando vamos.

Pero mientras nosotras estamos aquí, ¿dónde están ellos cuando somos nosotras las que hablamos? El lunes formé parte de una iniciativa europea muy necesaria, llamada "dónde están ellas", para debatir sobre los logros y los retos de Europa en la próxima legislatura. Dos mesas de debate donde el único hombre era el moderador y, ¿quién nos escuchaba? Otras mujeres. Mujeres concienciadas, mujeres que son parte de la revolución, mujeres, distintas, pero unidas en el mismo propósito de la igualdad. Conté 4 hombres. Uno, dos, tres y cuatro frente a más de cien mujeres.

Ahora que estamos nosotras aquí, generando debate, liderando el cambio, ¿cómo lo conseguiremos si ellos no nos escuchan? ¿será por eso que dicen los datos del CIS que se sienten discriminados? ¿Se sentirán asustados de que ya no nos conformemos con escucharlos a ellos? Ahora queremos hablar.

A todos los que se declaran feministas sin serlo, a todos los que levantan la mano diciendo "soy un padre corresponsable", "creo en la igualdad, por supuesto", "hago equipo con las mujeres", "contrato a mujeres", esto no va de decirlo, va de escucharnos. A todos vosotros, por favor hoy, en esta jornada de reflexión previa al 8M, una recomendación: el corto La loca y el feminista de mi amiga Pilar Gómez.

Nos vemos mañana en las calles, donde se exigen los derechos y se hace la revolución.