Este lunes nos despertábamos con una noticia que hacía tambalear el imaginario de uno de los dulces más populares de Madrid: los famosos "manolitos", unos 'croissants' tamaño 'mini' con fama de artesanos, no eran tal, si no congelados y fabricados en Cataluña.

Esta noticia, en pleno julio, no tardó en generar un mar de reacciones en redes sociales claramente diferenciadas en dos bandos: los indignados, que se sentían engañados después de años creyendo en que eran artesanales y madrileños de pura cepa, y los indignados con los indignados, que no podían creer cómo la gente aún pensaba que eran artesanales y que el señor Manolo, creador de la original receta de estos cruasanes con un "extra" de mantequilla, e hijos no se levantaban cada madrugada a preparar y hornear las miles de unidades que a día de hoy se venden en toda la franquicia.

¿Son los manolitos artesanales?

Según se puede leer en varios medios, el creador de la receta, Manolo Manzano, declara que encargó la producción a una importante fábrica catalana de productos de bollería y masas congeladas cuando la demanda empezó a crecer. Aunque resulta que dicha empresa lleva 25 años fabricándolos, mucho antes de que la pequeña pastelería de Colmenar diera el salto a la capital, y mucho antes de que se franquiciara.

Pero, ¿puede ser un alimento que se elabora en una fábrica, se congela, se envía a las tiendas y se da el último horneado en ellas calificado como artesanal? En principio, no. Aunque la ley no especifica claramente qué requisitos mínimos tiene que tener un producto de bollería para poder decir que es artesanal, si nos dice que la pastelería y bollería artesanal es aquella que cuenta con un obrador propio.

Pero, es verdad que, aunque haya un obrador propio y un maestro artesano en el mismo establecimiento, muchas veces se elaboran las masas y se congelan para no tener que estar cada día elaborándolas. Esto, fundamentalmente, se hace para mejorar la efectividad a la hora de fabricar y hornear los productos. Sobre todo en tema horarios, ya que, de otra forma y para que cada mañana estuvieran los cruasanes recién elaborados y horneados, esa pastelería debería de empezar a prepararlos de madrugada.

¿Son los manolitos cruasanes?

Lo cierto es que si los miras, parecen cruasanes de tamaño mini. De hecho, recuerdan a los kiflis austriacos. Pero si los pruebas, nada tienen que ver con esos cruasanes franceses crujientes, ya que los famosos "manolitosW tienen mucha más mantequilla. Un error en la receta que, por casualidad, dio origen a este dulce. De hecho sus creadores los describen como un "bollo único" que muchos han intentado imitar, pero que ninguno ha cosechado el mismo éxito.

Pero, ¿legalmente son diferentes?

Si nos vamos a la ley y vemos cómo se definen los cruasanes de toda la vida nos dicen que son un "producto de pastelería y repostería de masa de hojaldre fermentada (por ahora sí son cruasanes minis). Estas masas son trabajadas con aceites o grasas (y los manolitos de esto tienen un rato), con las que se producen hojas delgadas superpuestas (esto no tanto por parte del dulce madrileño)". Es decir, que salvo por la última parte, podrían serlo, pero no lo son. Ni a términos legales, ni mucho menos nutricionales.

¿Cuánto engordan los manolitos?

La verdad que tienen el tamaño perfecto para "pasarnos" y comer más de los que debemos. Además, la gran cantidad de mantequilla hacen que sean "superpalatables": sabor intenso, no hay que masticarlos mucho y se pueden comer de un solo bocado. Si su tamaño fuera mayor en seguida nos saltarían las alarmas de que nos estamos pasando (a nadie, en su sano juicio, se le ocurriría comerse tres o cuatro cruasanes seguidos de los clásicos).

Pero, ¿tanta es la diferencia? Presuponemos que si. Y digo presuponemos porque, a pesar de investigar por la red y buscar su tabla de composición nutricional, he sido incapaz de dar con ella. Así que no me ha quedado otra que buscar en la página web de la empresa catalana que los fabrica (tampoco viene la composición nutricional), por lo que he acabado en otra gran cadena de pastelerías que comercializan a sus primos hermanos, los "granieritos".

Cuando vemos su composición, nada nuevo en el frente. Estamos delante de unos bocados hipercalóricos, fundamentalmente por la gran cantidad de grasas y azúcares que aporta. De hecho, la gran mayoría de las grasas son saturadas (lógico, si tenemos

en cuenta que la mantequilla es gran parte de la composición del mini croissant), que, aunque provenga de la grasa láctea y se haya visto que tampoco sean tan mala, todo en exceso es malo.

Y de los azúcares, nada más basta con mirar la composición. 31,4 gramos ni más ni menos. Lo que equivaldría a casi 8 terrones de azúcar por cada 100 gramos, o lo que es lo mismo, unos dos "manolitos". Bien cargados de azúcar además de grasa. Y esto no cambiaría si fueran artesanos, ya que, aunque no lo sean, declaran que la receta es la misma que en su día elaborara el fundador de esta franquicia. Con lo cual, sea como fuere, la moderación tiene que ser la reina a la hora de comerlos.