Yo no sé a vosotros, pero como yo esté a medio atormentar, como con cositas que me perturban y me inquietan, como no tenga yo mis obsesiones controladas, el verano para mí puede convertirse en un auténtico infierno, y no en esa etapa de prometedora desconexión. De repente en medio de toda esta calma, esta inacción, en este paréntesis se me puede venir todo encima, y lo puedo flipar. Todas las capas que he ido poniendo a lo largo de estos meses de curro frenético se me van a ir cayendo, y ya vulnerable, puedo, al sol, montar un pollo tan descomunal de melancolía y desesperación, absolutamente perdida y sin consuelo, que igual mi cabeza incansable no descansa hasta pasado noviembre. Las personas en conflicto con el mundo y consigo mismas tienen que llegar al verano en paz. Con los asuntos bien atados. Y la cabeza despejada. Ya habrá tiempo de inventarse problemas, riñas, miedos e inseguridades nuevas en Galicia, en el Puerto de Santa María o en Croacia (veo que habéis ido este año muchos).

En fin, la semana pasada os recomendé algunos libros para el verano, y en esta ocasión os voy a recomendar algunas películas perfectas e idóneas para esta época estival. Pelis con personajes que no han llegado a verano con todo atado y bien atado. Gente que no se encuentra, gente en permanente lucha. Y todas pelis de los años sesenta. Los mejores y los peores años. Donde todo lo mejor y lo peor sucedió. Y todas americanas. Perdón.

Vamos a empezar por un melodrama de 1962 dirigida por John Frankenheimer e interpretada por un reparto estelar: Warren Beatty, Eva Marie Saint, Karl Malden y Angela Lansbury. Hablamos de: 'Su propio infierno' (All fall down). Escúchame bien: en este peliculón, en esta pequeña maravilla cinematográfica, un jovencísimo Warren Beatty, está a partir peras con la vida, odia vivir, se odia así mismo y solo hace infeliz a los que le rodean, sobre todo a su amorosa familia que nunca se termina de decepcionar. Warren, de profesión womanizer y granujilla, se enamora, mira tú, de una mujer madura, independiente y hecha así misma. Ella que sabe bien desde el principio donde se mete, apuesta sin embargo por destrozarse la vida juntos y después Dios dirá. Este melodrama veraniego es perfecto. Será tu preferido.

A no ser que después de ver éste de 1967 con Natalie Wood y Robert Redford de protagonistas te parezca mucho mejor. 'Propiedad condenada' (This Property is Condemned) del mismísimo Sidney Pollack es una película en la que los personajes, perdidos en un lugar recóndito del Mississipi en la época de la Gran Depresión, se pasan los días sudando por un verano implacable y abrasador, y soñando, cuando el sopor les permite, en una posible vida mejor fuera de ese infierno. Natalie es una joven guapa, coqueta y deseada que junto a su malvada madre y su hermana pequeña, regenta una pensión en la que bebe todo el mundo. Llega Robert que tiene que despedir a un montón de gente de ese pueblo, flipa con Natalie y se arma la marimorena. Están los dos de escándalo. Te va a encantar esta película.

En 1967, John Houston dirigió a Marlon Brando y a Elisabeth Taylor en Reflejos en un ojo dorado (Reflections in a Golden Eye). El guion es de Francis Ford Coppola y está basado en el libro de Carson Mccullers de mismo título. O sea, TODO BIEN. Reflections es una historia trágica de represión y sobre la ira que puede engendrar esa represión. Liz Taylor vive con su marido, Marlon Brando, un militar de alto rango, en una base del ejercito en el sur. Mientras Marlon, un ser humano distante, permanentemente en un estado de casi hipnosis, se siente atraído por un joven soldado, Robert Forster, y lucha contra el surgir de esa atracción homosexual, el propio soldado bebe los vientos por la esposa de Brando, a quién espía sin parar. A su vez, la Taylor, tiene una aventura con un teniente coronel, cuya mujer, siempre enferma y neurótica no se separa de su mayordomo. Houston esboza de una manera brillante esta compleja red de relaciones. No sabes como está Liz Taylor de asombrosa ¿sabías que en esta peli le pega una paliza con una fusta a Brando en una fiesta delante de todos sus invitados? Esta película con esa fotografía de tono dorado es una obra maestra. Y están todos como un silbo. Pero pirados.

En 1969 Michel Legrand componía aquella maravilla internacional, aquella maravillosa canción What are you doing the rest of your life? (una de mis canciones preferidas, póntela que lloras) para esta película 'Con los ojos cerrados' (The Happy Ending) dirigida por Richard Brooks y protagonizada por Jean Simmons y John Forsythe. En este portento que te va a chiflar, pero a mega chiflar, Brooks hace una disección de la clase media y sus miserias y sobre la situación de la mujer a finales de los sesenta. Aquí, las esposas pasan sus días emborrachándose, yendo a salones de belleza o cotilleando sobre otras mujeres mientras sus maridos pasan largas jornadas laborales fuera de casa. Jean Simmons ahogada por la desidia y la no realización se refugia en los narcóticos y en el alcohol para soportar no solo que su vida no tiene sentido sino que ya no está enamorada de su marido. Y mira que lo estuvo. Como una bestia y esto te lo cuentan fenomenal en los flashbacks que incluye la narración mientras Jean toca fondo. Es una peli de amor-desamor excepcional.

Todas son estupendas, hazme caso. Todas veraniegas a la par que perturbadoras e intensas e interesantes. Aquí todo el mundo, todos esos personajes viven pensando que la vida les debe algo, y seguramente sea así. Como a todos.