Una de las posibles vías de contagio de COVID-19 es a través del contacto con objetos contaminados con el virus, entre ellos la ropa. El virus puede llegar a las mucosas por contacto directo con el textil o indirecto a través de las manos después de haber tocado ropa contaminada. Según la OMS, aunque esta vía de contagio tiene fundamento teórico y se ha probado en condiciones de laboratorio, lo cierto es que no hay pruebas de contagio por tocar objetos en la vida real. Puesto que no es una vía de contagio que hoy en día podamos descartar, las autoridades sanitarias recomiendan precaución y seguir las indicaciones para la correcta desinfección de superficies, entre ellas la ropa y otros textiles.

Al igual que otros coronavirus, el SARS-CoV-2 tiene una envoltura viral grasa que le hace más susceptible a los desinfectantes en comparación con los virus no envueltos (como rotavirus, norovirus o el virus de la polio). Cualquier detergente, por su contenido en tensioactivos, puede disolver el virus y que éste se arrastre con el agua de aclarado. También hay desinfectantes que inactivan al virus por contacto a través de reacciones químicas capaces de destruir su envoltura y material genético. Algunos de ellos pueden usarse sobre tejidos. Están recogidos en la lista de virucidas autorizados por el Ministerio de Sanidad.

Lavar la ropa con frecuencia y con el detergente habitual es la recomendación que mantienen las autoridades sanitarias para el día a día. Sin embargo, no todo se puede lavar en la lavadora y tampoco es lo óptimo para un comercio de ropa. Así que a continuación veremos todas las formas de desinfectar la ropa y los textiles sustentadas en la evidencia científica actual, sus pros y sus contras:

1. Lavar en la lavadora

El SARS-CoV-2 tiene una envoltura viral lipídica, es decir, una suerte de grasa que lo envuelve. Cualquier detergente o jabón hace que la grasa se mezcle con el agua. Esto lo consiguen unas sustancias llamadas tensioactivos que logran que la grasa se disuelva en el agua, haciendo que el virus sea soluble en ella y se desprenda del tejido. Como la lavadora hace la función de frotar y aclarar abundantemente, nos garantiza que el virus se elimina por el desagüe, igual que lo haría cualquier otra partícula inerte de suciedad que el detergente sea capaz de disolver. Desde el punto de vista químico, es el mismo mecanismo que nos protege del virus cuando nos lavamos las manos con agua y jabón.

Las autoridades sanitarias aconsejan lavar la ropa por encima de 60ºC en el caso de personas infectadas o entornos sanitarios. Es el protocolo normal ante cualquier infección vírica o bacteriana. Si no es el caso, la ropa puede lavarse en el programa de lavado normal y a la temperatura adecuada a cada tejido. Así que, en condiciones de salud, no hace falta lavar la ropa a temperaturas que pueden estropearla. Es suficiente usar la temperatura de lavado normal.

2. Cuarentena de 48 horas

Según los estudios científicos de mayor relevancia y actualidad sobre persistencia del virus en diferentes materiales, como el recientemente publicado en The Lancet o el publicado en The New England Journal of Medicine, se ha probado que el coronavirus puede permanecer activo durante varias horas o días en diferentes superficies. En telas el virus es viable entre 24 y 48 horas máximo. Es un virus especialmente susceptible al paso del tiempo, a los vaivenes de la temperatura, el pH, la humedad, la radiación solar, etc. Así que cabe esperar que los tiempos de permanencia medidos en laboratorio sean algo menores en la vida real. No obstante, considerando la gravedad de una pandemia, tomar la medida más conservadora de 48 horas de viabilidad sobre tela es la opción más prudente.

3. Planchas convencionales y vapor

Este método tiene sus limitaciones y sus contras. Según la evidencia científica, el SARS-CoV-2 se inactiva a los 70ºC en menos de 5 minutos, así que si la plancha hace que el tejido llegue a esa temperatura, habremos eliminado el virus. El problema es que no todos los tejidos pueden soportar estas temperaturas. Ni los métodos habituales usados sobre tejidos son los más seguros. El problema es el mismo que apuntaba la OMS cuando desaconsejaba el uso de secadores de aire caliente, y es que pueden lograr el efecto contrario, que el virus se difunda en aerosoles por el aire, aumentando el riesgo de contagio por inhalación.

Así que el uso de calor, ya sea por medio de planchas convencionales o centros de planchado a vapor, mejor si se aplica después del periodo de cuarentena de la ropa. No obstante, conocer este dato sobre la temperatura de inactivación del virus puede resultar interesante para desarrollar nuevos métodos de desinfección textil.

4. Desinfectantes autorizados en espray

Entre la lista de virucidas autorizados por el Ministerio de Sanidad encontramos algunos que pueden aplicarse sobre tejidos. Hay oxidantes, ácidos, reductores… que inactivan al coronavirus mediante procesos químicos diferentes. Algunos funcionan por contacto directo y otros necesitan de aclarado. No obstante, no todos son apropiados para usar sobre cualquier tejido, ya que pueden producir decoloraciones o rotura de fibras, como el hipoclorito sódico (componente principal de la lejía) y peróxidos como el del «oxígeno activo».

En la lista hay varios desinfectantes en aerosol diseñados para aplicar sobre textil, que no necesitan aclarado y que son más respetuosos con los tejidos. Hay tres tipos: alcoholes, amonios cuaternarios y ácidos como el ácido láctico. Cada uno de ellos inactiva al virus por contacto directo a través mecanismos bioquímicos diferentes. Todos se presentan en fórmulas en espray. El método de aplicación consiste en rociar el tejido con el producto y dejarlo secar.

Los alcoholes como el etanol y el bifenil-2-ol inactivan al coronavirus por contacto, ya que su naturaleza química deshidratante es capaz de desnaturalizar las proteínas de la envoltura viral. Los amonios cuaternarios, como el cloruro de didecildimetil amonio y el cloruro de bencil C12-16 alquildimetil amonio, son tensioactivos catiónicos capaces de romper las interacciones lipídicas de la envoltura viral. El ácido láctico es capaz de atravesar la envoltura viral e inactivar al virus alterando el pH interno.

Hay dos contras para tener en cuenta en el uso de estos productos en espray. El primero es que una parte significativa de los principios activos pueden permanecer sobre el tejido, sobre todo si no se respetan los tiempos de secado. Si el textil va en contacto directo con la piel, los amonios cuaternarios pueden dar problemas de dermatitis alérgica por contacto. Los alcoholes y el ácido láctico también pueden producir irritaciones cutáneas si no se deja secar el tejido completamente después de su aplicación. Así que, en caso de duda, es preferible usar este tipo de productos sobre tejidos que no van en contacto directo sobre la piel, como prendas de abrigo y sobretodos. También son prácticos para desinfectar textiles del hogar que no son fácilmente lavables, como alfombras, cojines, fundas de sofá, tapicerías de coche, etc., a excepción de la seda, el cuero y la lana.

El otro contra para tener en cuenta es que estos productos se deben aplicar en ambientes aireados, ya que de lo contrario pueden causar irritación respiratoria, ocular y cutánea por uso constante. Para uso doméstico son una buena alternativa, puesto que se usarían puntualmente; pero para uso comercial, sobre un gran volumen de mercancía, requerirá de una evaluación de riesgos laborales.

Estos desinfectantes en espray no deben confundirse con el gas ozono. Este gas no es un virucida autorizado por el Ministerio de Sanidad. Los ozonizadores son muy peligrosos y de ninguna manera deben usarse en presencia de personas ni sobre tejidos, ya que el ozono es un potente oxidante que, como la lejía, decolora los textiles y fragiliza las fibras. Su uso inadecuado, tanto por exceso como por defecto, es un peligro para la salud que las autoridades sanitarias deberían perseguir.

5. Medidas de prevención

Mejor prevenir que curar. Por eso en los comercios, tanto los dependientes como los clientes deben hacer uso de mascarillas, lo que evitará la proyección de gotículas portadoras de virus que puedan caer sobre la ropa y demás superficies. También deberán lavarse las manos o usar gel hidroalcohólico antes de tocar la mercancía. No hace falta usar guantes, de hecho está contraindicado porque la piel no es una vía de transmisión del virus (si tocas un objeto contaminado y te llevas las manos a la cara, puedes contagiarte lleves guantes o no) y tiene el riesgo de la falsa sensación se seguridad. Evitamos el gasto en guantes y reducimos residuos. Otra de las medidas será exponer en tienda solo lo estrictamente necesario, como por ejemplo una prenda por talla, y el resto dejarlo embolsado en el almacén y sacarlo a tienda bajo demanda.