Las personas menores de 60 años que han recibido la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca y estén esperando la segunda, por defecto se les administrará Pfizer; pero si firman un consentimiento informado podrán elegir la segunda dosis de AstraZeneca.

Esto no es libertad de elección, sino dejación de funciones. Qué vacuna recibir no es una decisión que debiera corresponderle al ciudadano, sino a la autoridad correspondiente. Apelar a la libertad en este contexto es tramposo. Si te preguntasen ¿quieres ser libre para elegir? Muchos dirán automáticamente que sí. Pero no, no eres libre, solo te han abandonado a tu suerte. Porque sin conocimiento ninguna elección es libre.

Una vez expresada mi disconformidad con la situación, continúo compartiendo algo que resulte útil y constructivo para aquellas personas que se encuentren en la tesitura de tener que decidir por sí mismas qué vacuna ponerse. Desde el punto de vista científico esto es todo lo que se sabe a fecha de hoy sobre cada una de las posibles opciones de vacunación:

Primera dosis de AstraZeneca y segunda dosis de AstraZeneca

Esta es la pauta vacunal sobre la que hay un mayor consenso científico. Es la recomendada por las principales autoridades sanitarias, agencias reguladoras y sociedades médicas. Cuenta con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario (AEMPS) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

Esta es la pauta vacunal sobre la que tenemos más datos, dado que así es cómo se han realizado los ensayos clínicos en fase I, II y III con la participación de más de 30.000 personas. En estos ensayos la segunda dosis se administró entre 4 y 12 semanas después de la primera dosis, hasta un máximo de 16 semanas en una pequeña parte de los participantes. También contamos con todos los datos de farmacovigilancia obtenidos tras la administración de la pauta completa a más de 9 millones de personas.

La eficacia de esta pauta vacunal es del 80% contra la COVID-19 con síntomas y del 100% contra la enfermedad grave. La vacuna produce una importante respuesta inmunitaria, tanto humoral como celular, en forma de anticuerpos y linfocitos T, que son los de mayor duración. Cuando se tengan más datos sobre la duración de la respuesta inmunitaria se evaluará si hay necesidad de administrar vacunas de refuerzo periódicamente. Aún es pronto para saberlo.

En los ensayos clínicos se obtienen los efectos adversos frecuentes. Estos han resultado ser leves, asimilables a los de cualquier otra vacuna: malestar, dolor de cabeza, fiebre, etc. Con la farmacovigilancia se obtienen los efectos adversos raros y muy raros. Aunque todavía hay cierta incertidumbre, se han encontrado efectos adversos muy raros de eventos tromboembólicos que afectan a una de cada 100.000 personas. Aunque el beneficio supera al riesgo en todas las franjas de edad, se ha observado que el riesgo es mucho menor en personas de más edad. Esta podría ser la razón por la que el Comité de Bioética de España situó la edad de corte a la que administrar esta vacuna en los 60 años.

Se ha observado que los eventos tromboembólicos solo se han producido tras la administración de la primera dosis de AstraZeneca, no tras la segunda. El mecanismo hipotético que se está investigando consiste en una suerte de respuesta autoinmune en la que los anticuerpos producidos por la vacuna atacarían a una proteína (factor plaquetario 4, FP4) que interviene en la regulación de la coagulación sanguínea. Esto significaría que si la vacuna no ha causado este efecto adverso con la primera dosis, no lo causará con la segunda.

Para elegir esta pauta de vacunación es necesario firmar un consentimiento informado:

En el documento del consentimiento informado se menciona la incertidumbre sobre el riesgo de sufrir efectos adversos muy raros y graves causados por la vacuna de AstraZeneca, pero no se menciona la total incertidumbre que rodea a la combinación de vacunas.

Además, el firmante manifiesta "ser conocedor del infrecuente riesgo de desarrollar un síndrome de trombosis con trombocitopenia", es decir, la mayor parte de la población no sabrá lo que está firmando porque no cuenta con el conocimiento como para entender estos tecnicismos (ni tiene por qué tenerlos).

En primer lugar, para que un consentimiento sea informado, el firmante tendría que contar con la información. De no ser así, la decisión no debería corresponderle a él, sino a quien le compete hacer ese trabajo y tiene el conocimiento como para hacerlo. En segundo lugar, firmar un consentimiento informado para seguir la pauta vacunal recomendada por las autoridades sanitarias es insólito. Más que un consentimiento parece una medida disuasoria. Y me temo que la consecuencia será esa.

Primera dosis de AstraZeneca y segunda dosis de Pfizer

Tras cancelar los contratos con AstraZeneca, esta pauta heteróloga (de combinación de dos vacunas diferentes) ha sido la elegida por los Ministerios de Sanidad de varios países de la Unión Europea, en contra de las autoridades sanitarias y del consenso científico.

Cuenta con una cantidad limitada de datos. Hay dos ensayos clínicos en fase II sin finalizar: el de España CombivacS en el que participan unas 600 personas y el de Reino Unido Com-COV en el que están participando unas 800. En CombiVacs se está comparando una sola dosis de AstraZeneca con la pauta heteróloga AstraZeneca+Pfizer, y en Com-COV se comparan las pautas AstraZeneca+AstraZeneca, Pfizer+Pfizer y AstraZeneca+Pfizer.

Son ensayos diferentes, ambos con grandes limitaciones y sin terminar. ¿Se podrían haber hecho mejor, con más tiempo y un mejor diseño? Sí. Pero son lo mejor que tenemos y era necesario hacerlos: había que estar preparados ante la posibilidad de no disponer de dosis de AstraZeneca.

Estos ensayos no sirven para determinar los efectos adversos raros o muy raros ni la eficacia, para eso está la farmacovigilancia y los ensayos clínicos en fase III. Pero sí están sirviendo para determinar los efectos adversos frecuentes. Los datos preliminares que ya han salido a luz indican que las pautas heterólogas han producido efectos adversos frecuentes asimilables a los de las pautas homólogas.

En ambos ensayos se han medido los niveles de anticuerpos, resultando que la segunda dosis de Pfizer ha tenido un efecto multiplicador. El proceso es el siguiente: en cuanto la segunda dosis de Pfizer desencadena la formación de proteína S, se ha visto que hay una respuesta inmunitaria rápida y fuerte contra ella, ya aprendida gracias a la primera dosis de AstraZeneca. Todavía no se sabe si además de anticuerpos se produce una respuesta inmunitaria duradera en forma de linfocitos T, así que con estos ensayos no se ha podido comparar la eficacia de esta combinación de vacunas con la pauta homóloga.

Una única dosis de AstraZeneca

Esta opción no cuenta con ningún respaldo científico e iría en contra del consenso científico y de la recomendación de las principales autoridades sanitarias.

Sobre la eficacia de esta pauta incompleta apenas hay datos, solo los que se han podido inferir de los ensayos clínicos y de estudios observacionales: aproximadamente un 80% de eficacia frente a enfermedad grave, pero se desconoce cuánto dura esta capacidad protectora, aunque los datos preliminares apuntan a que esta protección se mantiene entre 5 y 10 semanas.

También se desconoce cuál es la eficacia de recibir una segunda dosis más allá de las 16 semanas de la administración de la primera, ya que es algo que no se ha contemplado en ningún ensayo clínico. Aun así, cabe esperar que la capacidad protectora se multiplicará con la segunda dosis incluso fuera del plazo.

Dado que el riesgo infrecuente de sufrir efectos adversos graves como los eventos tromboembólicos se han observado solo con la primera dosis, esta pauta vacunal incompleta tampoco parece una alternativa más segura.

Por todos los motivos expuestos, quedarse con una sola dosis de AstraZeneca es la opción que cuenta con menor respaldo científico y la que ofrece una menor protección frente a la COVID-19, por tanto, sería la peor elección de las tres.