Una de las peores cosas que pueden pasar en campaña electoral, además de la campaña en sí, es la de los políticos intentando ser graciosos. Da la sensación de que quieren ser como Miguel Ángel Revilla, pero sin su espontaneidad y su nulo sentido del ridículo. No lo digo por el sketch que se grabó el otro día Quim Torra recibiendo la noticia de que Pedro Sánchez seguía sin cogerle el teléfono, que podría ser. Lo digo, en esta ocasión, por el cruce de supuestos chistes entre el Presidente del Gobierno en funciones y Albert Rivera, que está en estos días como pato mareado con las encuestas, haciendo y deshaciendo al tuntún.

Resulta que Pedro Sánchez, que confunde el jamón serrano con el ibérico, dijo el otro día en un mitin que Albert Rivera era "un liberal, un liberal ibérico". Presuntamente, se trataba de un momento muy gracioso. También es verdad que en los mítines el listón no está muy alto, porque los asistentes son muy partidarios del orador. Hasta a Rajoy le llamaban "guapo"… No se lo creía ni él, que siempre respondía con un "su generosidad no tiene límites". Total, que es de suponer que Sánchez oyó al fondo una suerte de risas como enlatadas, y se quedó contento con su gracejo ibérico.

Y como nos maltratan vilmente, después llegó la respuesta-chiste de Ciudadanos. ¡Socorro! Los del partido naranja se grabaron un vídeo doméstico. Se abre el telón y aparece Albert Rivera, rodeado de Begoña Villacís y algunas compañeras más. Y entonces, el líder de Ciudadanos dice: "Sánchez, ayer te escuché que intentabas hacer cachondeo diciendo que éramos liberales ibéricos. ¿Pues sabes lo que te digo?". Y en ese momento piensas: "No, por favor. No me cuentes el final". Pero sí. Se pregunta Rivera eso de sabes lo que te digo y tal, y sigue: "Que nos ha gustado tanto, que nos lo hemos copiado y los vamos a utilizar toda la campaña". Pam. Se abre plano y aparecen todos con una camiseta blanca en la que se puede leer "liberales ibéricos". Por qué, diosito, por qué. Y ya, venido arriba, Rivera continúa: "Gracias. Somos liberales, sí, nos encanta la libertad. Y somos ibéricos, sabemos lo que nos gusta, nos gusta lo bueno y nos gusta España". Pim. Venga, dispérsense. Pero no. ¡No! En ese momento, el plano del teléfono móvil se abre un poco más hacia la derecha y una representante de Ciudadanos añade: "Por cierto, Sánchez, yo soy de Huelva y yo sí tengo jamones ibéricos allí potentes. ¿Tú no sabes distinguir entre jamón ibérico y la mortadela? ¡Ay!". Ouch. No sé, es que cuando se equivocó con los embutidos, Sánchez no dijo mortadela, sino jamón serrano. Pero da igual. Huyamos. La espontaneidad sólo cuenta cuando es eso, espontánea. Dedicar más de medio minuto a tirarse paletillas por la cabeza con lo que tenemos en lo alto en este país, es… Como lo diría yo finamente… Es más bien política choped.