Desde la aparición de Unidas Podemos, ha sido tendencia en este país convertir Venezuela en un asunto de política interior. Muy interior. En ocasiones, parecía algo ciertamente forzado. Sin embargo, en este momento, no. Hay que hablar del tema por dos razones.

En primer lugar, por la reunión clandestina que mantuvo de madrugada el Ministro José Luis Ábalos con la vicepresidenta de Nicolás Maduro en Barajas, a bordo de un avión. Él mismo se ha metido en un jardín, por mucho que ahora se presente como víctima de un mal criterio de los medios a la hora de seleccionar las noticias de portada. Sus versiones contradictorias y su nerviosismo a la hora de dar explicaciones han sido verdaderamente sorprendentes.

Además, ese encuentro ha coincidido con la gira europea de Juan Guaidó, que ostenta un puesto tan estrafalario como controvertido. Es el "presidente encargado de Venezuela", reconocido así por decenas de gobiernos, entre otros el nuestro, cuando Pedro Sánchez ocupaba La Moncloa sin coalición. Ahora, su vicepresidente, Pablo Iglesias, considera que no, que Guaidó es el líder de la oposición de aquel país. Hombre, uno de los dos acierta, eso está claro.

Es muy desconcertante que Sánchez admitiera en su día la autoridad del rival de Maduro y que definiera a este último como "un tirano" y ahora a Guaidó no le quiera recibir en Madrid, en consonancia con el cargo que un día le reconoció. Normalmente, los países tienen las ideas más claras en política exterior. Aquí no. Aquí, con el tema de Venezuela, tomamos una postura cuando menos extravagante.

El Presidente reconoció a Guaidó, su vicepresidente no y su Ministro de Infraestructuras se reúne a escondidas con la administración a la que se supone que no reconoce el Presidente, pero sí el vicepresidente. Esa misma administración, la de Maduro, es la que utilizaba Pedro Sánchez de espantajo cuando rivalizaba con Unidas Podemos en las urnas. "El futuro del chavismo –decía el líder del PSOE- son las cartillas de racionamiento". O aquello de que eran "populistas", unos y otros.

Ni que decir tiene que a la oposición le ha faltado tiempo para sobreactuar durante la visita de Guaidó. Seguramente, al PP o a VOX les importa mucho el futuro de Venezuela, no digo que no, pero más les importa desgastar al gobierno, tan vulnerable a la hora de fijar postura hacia aquel país. Maduro, acostumbrado a insultar a los últimos Presidentes del gobierno de España, dijo un día sobre Sánchez: "La historia le recordará como un pelele". Si hacemos caso al diccionario, no podemos considerar que el líder del PSOE sea "una persona débil o con poco carácter". Él no. Pero su palabra sí rezuma debilidad, porque sus opiniones se autodestruyen a la primera de cambio.