Todavía no hemos acabado con el coronavirus ni con el confinamiento y nuestros políticos centran ya todos sus esfuerzos en buscar culpables de lo que sea. Y no me refiero solo a los dirigentes de Vox, que se presentan como limpios y puros sin proponer nada que no pase por enarbolar la bandera, que por lo visto lo cura todo. También otros partidos están en eso.

No hay más que ver cómo se ha comportado el gobierno de la Comunidad de Madrid por no pasar de fase en tiempo y forma. Pero hoy me voy a detener en el tropezón de Pedro Sánchez por su pacto con Bildu para derogar íntegramente y a toda velocidad la reforma laboral. El acuerdo fue una auténtica chapuza. Se hizo a escondidas, sin el conocimiento de los ministerios que deberían hacerse cargo de esa tarea y sin contar con los agentes sociales. Pero encima, ni siquiera los votos de la izquierda abertzale eran necesarios. O sea, todo mal. El Ejecutivo dio en las horas posteriores otro bochornoso espectáculo: cambió el acuerdo, lo matizó, lo suavizó, evidenciando que la palabra dada y firmada no vale nada. Los ministros del PSOE defendieron la última versión y los de Unidas Podemos, la primera. Lejos de reconocer su error, porque lo era en fondo y forma, Pedro Sánchez y su equipo decidieron culpar al PP. Su teoría es que si Pablo Casado se hubiera sumado a Ciudadanos en el apoyo al estado de alarma, no habrían necesitado negociar con Bildu a la desesperada.

Desde luego, es cierto que con el apoyo de otros partidos la cosa hubiera sido más fácil. Pero, ¿por qué no han culpado a ERC o al partido de Quim Torra? Y por otra parte, ¿cómo puede ser culpa del PP el contenido de lo que se acuerda con la formación de Arnaldo Otegi? ¿Cómo puede ser responsabilidad de Pablo Casado que se firme un pacto a escondidas de todos y que luego se intente timar a los socios diciendo que lo que han acordado no vale? ¿A qué responde el enfado de la ministra de Economía: al no del PP o a que Sánchez pacte a sus espaldas asuntos que le conciernen directamente a ella? Mira que el principal partido de la oposición ha hecho cosas mal, pero concretamente este reparto de responsabilidades no termino de verlo. Destacados dirigentes socialistas como García Page, Fernández Vara, Abel Caballero, Javier Lambán o José Bono han mostrado su desolación por el acercamiento del PSOE a Bildu. El Presidente del Gobierno puede culpar a quien quiera. Sin embargo, conviene asumir con humildad y sin actitudes estrafalarias los errores que realmente lo son, para ganar credibilidad cuando le acusen gratuitamente de otras meteduras de pata que sí pueda rebatir. La vida misma.