Hemos vivido lo que estábamos esperando: la sentencia del Supremo en el juicio de La Manada.

Venimos de tanta desilusión... Cuando salió la primera sentencia de La Manada no estábamos convocadas las mujeres, de repente nos echamos a la calle porque no entendíamos que se nos pudiera hacer una agresión así. Ya no hablamos siquiera del voto particular que lo denominaba como "jolgorio", hablamos de que incluso después de doce penetraciones que había sufrido esta mujer, no se hablara de violación, ni de agresión.

Lo que está mal es la mentalidad de los jueces que se creen que todavía la violencia es así, que la provocamos nosotras y que tenemos que ser unas heroínas. Hoy, viene el Tribunal Supremo y dice que no, que no estaba bien, que esos hechos significaban lo peor para una mujer. Que tenemos que ser personas que podamos decidir y que si no decimos sí es que es no.

El Supremo ha dicho que es una agresión, que es una violencia, y que como tal las penas se han aumentado a quince años. De todo esto, me quedo con el concepto y validez que tiene que nos reconozcan la libertad de las mujeres. Nadie puede "disponer" de nosotras sin nuestro consentimiento.