Les voy a dar contexto para que puedan entender lo que El Confidencial y El Mundo no quieren desgranar. Se trata de que tengan toda la información posible para que puedan unir la línea de puntos y trazarse un mapa con el que no perderse entre información sesgada. Tras el ruido político existe un susurro sobre la Guardia Civil que es necesario desentrañar. La derecha andó desaforada por un error en una publicación de laSexta y eldiario.es que nació de confiar en una información incorrecta de El Plural. Es cierto que estaba mal, el capitán de la UCO, Juan Vicente Bonilla, no hablaba en un chat con un confidente de la Guardia Civil implicado en la trama de hidrocarburos diciendo que iba a poner una bomba lapa al presidente, sino que el Gobierno le iba a poner una bomba lapa a él. Es decir, no bromeaba con magnicidios, sino con terrorismo de Estado. Porque entendemos que bromeaba. Un perfil perfecto para que Isabel Díaz Ayuso le diera un cargo por más de 80.000 euros teniendo acceso a todos los datos médicos de los madrileños. Que haga campaña de esto el partido que falseó un audio de la AEMET para que parezca que no avisaron de la alerta en la DANA es algo incalificable. Aclarado el error, vamos al escándalo. A lo que no son bromas.

Lo que sí hizo Juan Vicente Bonilla, que en ese momento ocupaba el puesto de jefe de fuentes de la UCO, es usar su información para lograr que ese confidente colocara a su expareja en una empresa del investigado, MP Trading, que él conocía que estaba realizando actividades ilícitas. Lo que sí hizo ese mando de la UCO fue explicar la necesidad de acabar con el Gobierno rojomorado, en alusión al gobierno de PSOE y Podemos, lo que sí hizo fue hablar sobre cómo había que haber dado "plomo" a los terroristas como en la época de los GAL: "Se perdió la oportunidad", advirtió frustrado a su confidente. No fue lo más grave. El capitán de la UCO servía de intermediario entre varios miembros de la trama, además de facilitar a los implicados información de las bases de datos internas sobre terceros. Son varios los casos en los que uno de los confidentes le pide información sobre varios particulares a lo que el miembro de la UCO les facilita información privada relativa a domicilio y antecedentes.

En las conversaciones entre el confidente y el capitán de la UCO queda en evidencia que Juan Vicente Bonilla tiene un amigo en la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Eso abre otro interrogante. Queda por explicar es cómo Alfonso Serrano, número 2 de Isabel Díaz Ayuso, tuvo información precisa sobre Soluciones de Gestión S.L y el caso Koldo como para presentar una denuncia en la fiscalía y si tuvo algo que ver en el acceso a esa información el capitán de la UCO, Juan Vicente Bonilla, y por ese motivo acabó al año siguiente con un alto cargo en el departamento de sanidad de la Comunidad de Madrid con un sueldo de 84.000 euros al año. La causa de los hidrocarburos continúa siendo secreta en la Audiencia Nacional investigada por el juez Pedraz. Cuando se levante el secreto de sumario muchos que ahora andan escandalizados van a correr a esconderse.

Sigamos dando contexto sobre la Guardia Civil y las noticias de estos días. En la información que facilitó El Mundo sobre la reunión en Leganés de Leire Díaz y Rubén Villalba, comandante de la Guardia Civil, se menciona la existencia de un sistema de escuchas ilegales, ya que no dispone de tutela judicial. Más allá de dar por hecho que lo que dicen los interfectos en una reunión privada es un hecho sí hay información accesoria que ayuda a entender a qué se refieren. Seguramente no conocen lo que es Egovox, no tienen por qué saberlo, pero conocerlo es imprescindible para que puedan entender algo de la noticia de El Mundo sobre la reunión entre Leire Díaz y Rubén Villalba.

Egovox es un sistema de escucha ambiental que la Guardia Civil tiene y que sustituye a Sitel, el nuevo sistema es más eficaz, del tamaño de una caja de cerillas, y que tiene la particularidad de permitir ser editado y parcelado, con el riesgo que eso entraña para poder hacer parecer lo que no es por lo que no es. El caso es que uno de los abogados que se encuentra en las reuniones con Leire Díaz es Jacobo Teijeilo, que en el caso que se lleva contra Sito Miñanco está pidiendo la nulidad del juicio porque considera que las escuchas de la Guardia Civil con ese sistema están manipuladas para hacer ver que el narco estaba dando instrucciones a un barco y que, al escuchar el audio íntegro, no significa lo mismo. Obviamente no sabemos si es simplemente una estrategia sin base de la defensa del narco para tirar por tierra el caso, pero la existencia de ese sistema es imprescindible para conocer de qué se tratan las conversaciones sobre las que la información de El Mundo no informa del contexto.

El papel de la benemérita está siendo central en todas las informaciones de carácter político que llevamos en lo que va de legislatura, en algunas ocasiones haciendo bien su trabajo, en otras cometiendo errores de bulto que cuestan creer y, en otras, siendo responsables de los delitos y la connivencia con el crimen. En la trama Koldo-Ábalos, el papel de la Guardia Civil es verdaderamente grave. Rubén Villalba, comandante de la Guardia Civil, nada menos que un comandante, que formaba parte de la trama y está investigado por el juzgado, mandaba a los guardias del servicio de información a realizar labores de seguridad, recados y otras actividades muy sospechosas para Koldo García, Víctor de Aldama y el guardia civil Rubén Villalba. En los autos se narra cómo iban a llevarle sobres a La Chalana, y se iban a hacer barridos a la casa de Victor de Aldama e ingresaban dinero en efectivo en la cuenta del Comandante de la Guardia Civil. No se queda ahí. Un coronel de la Guardia Civil de la unidad antiterrorista agradeció a Víctor de Aldama hacer por ellos lo que ellos no pueden hacer, sin explicar de manera detallada, tras saberse, qué cosas puede hacer el empresario corrupto que la benemérita no puede. Hay indicios graves que hacen imprescindible entender el papel exacto de la trama verde en todo lo que está ocurriendo, discernir a los buenos profesionales de los que manchan el nombre de la institución. Escuchar los susurros entre el ruido.