Na, que va, es mentira. No me han echado de ningún sitio, pero en el mundo de la fachosfera eso ha ocurrido. Ha quedado fijado. Pero nada de lo que se construye en ese mundo es verdad. Para quien se informa con El Mundo, Libertad Digital, EDATV o youtubers fascistas he sido expulsado del Congreso con el nuevo reglamento, sin embargo, estoy escribiendo esto desde la sala de prensa del Congreso de los Diputados mientras los portavoces de los partidos intervienen. Puede que no trascienda porque solo preguntaré si me dan la palabra y no montaré escándalo. No va a importar que yo pueda seguir entrando en el edificio de la soberanía popular como cada día que lo llevo haciendo desde hace diez años. Estoy aquí, hay fotos, aunque pueden elegir creer a sus ojos o a la bulosfera reaccionaria.
Siempre se ha dicho que uno no es consciente de lo que mienten algunos hasta que hablan de ti o de lo que conoces de primera mano. Una vez que te ocurre eso es fascinante ver hasta qué punto la mayoría de la construcción mediática del mundo facho es todo mentira. Siempre, y digo siempre, que me han mencionado en cualquier noticia jamás nadie se ha molestado en llamarme o preguntarme. Cuando digo nunca, digo nunca, y me han mencionado muchas veces porque soy para ellos tan importante, y les genero tanto engagement que hay medios que publican algo sobre mí todas las semanas.
Una de los grandes éxitos que me precio de protagonizar es el de la calumnia y la mentira en la sección de la opinión de El Mundo. Esta semana Maite Rico escribió que me habían dejado fuera del Congreso. No digo que me llame a mí, que tampoco le hubiera sido difícil contactarme porque su director tiene mi contacto, aunque ya nunca me conteste a los mensajes cuando le escribo pidiendo explicaciones por cada falsedad que publican sobre mí, pero al menos podría haber llamado al departamento de prensa del Congreso
Les voy a contar una serie de historias sobre cómo funciona la construcción del enemigo a través de mentiras, bulos y desinformación. Les voy a adentrar en la mente de un personaje medio que se informa con Vito Quiles, Alvise y escuchando a Jimenez Losantos y con pantallazos de Okdiario. Soy consciente de que no hay nada que pueda hacer o decir para poder limitar la construcción mediante la mentira de una imagen distorsionada. Llevo años sufriéndolo y no voy a decir que me da igual, pero desde luego no gasto un segundo en combatir la imagen distorsionada y basada en mentiras que tiene la población reaccionaria de este país que se informa a través de libelos, cuentas nazis y tik toks de personajes con dificultades cognitivas intencionales.
La información que maneja el fenotipo facho sobre mí es que yo elaboré un perfil falso en pandemia llamado Miguel Lacambra para difundir informacion favorable al gobierno sobre los datos de evolución. Es un honor que piensen que yo podría hacer esos análisis cuantitativos y estadísticos sobre un tema tan complejo, pero lo único cierto, y que contó El País, que contactó con quien estaba detrás del perfil, es que pertenecía a un ingeniero asturiano que se llama Diego Álvarez Miguel y que reconoció ser el autor de dicho perfil. La verdad está publicada desde el 27 de marzo de 2020. Más de un año después, en julio de 2021 hay una noticia en Okdiario diciendo que yo me inventé ese perfil. El libelo de Eduardo Inda ha publicado más de 40 artículos sobre mí en el que en los titulares, Inda ordena a sus plumillas, poner Maestre-Lacambra para intentar insultarme. Esta semana fue recibido en Zarzuela por el rey Felipe VI para celebrar sus diez años, algo especialmente sangrante después de realizar discursos sobre la toxicidad de las noticias falsas. Aunque supongo que se referiría solo a las que le afectan a él.
No importa nada de lo que diga, ni lo que escriba, yo ahora mismo no estoy en el Congreso porque lo han visto en un vídeo de YouTube hecho por un señor que no sale de su habitación mientras consume bebidas energéticas anclado a una sonda poniendo caras de sorpresa sobre letras de neón. Es ya más de una década siendo carne de las noticias falsas que provocan acoso, hostigamiento e intentos de agresión. Pero aquí seguimos, estando allí donde dicen que no estoy, haciendo lo que dicen que no hago y sin hacer todo lo que dicen que hago. Es una estrategia antigua que se llama construcción social de la realidad y que tiene como base fundamental hacer una caricatura del adversario que facilite acabar con él sin sentir demasiada culpa ni responsabilidad. Todas las agresiones verbales que he sufrido en el último año han venido acompañadas de gritos replicando noticias falsas que se han publicado contra mí. Entiendo que es lo que buscan.