La casualidad ha provocado que coincidan en el tiempo la causa penal contra el fiscal general del Estado en Madrid y la confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner en Buenos Aires para proscribirla e imposibilitar que se presente a las elecciones. De forma paradójica, el intento por acabar con la figura principal del peronismo puede provocar el resurgimiento triunfal del movimiento por la torpeza represiva de sus enemigos. Un movimiento que se puede replicar en España al hacer comprender a la izquierda, tengo esperanzas de eso, que al otro lado del muro existe una ideología autoritaria que está degenerando la democracia, la justicia y los resortes del Estado para acabar con un gobierno legítimo y elegido democráticamente.

El día de la resistencia peronista conmemora el fusilamiento el 9 de junio de 1956 del general Juan José Valle y otros peronistas para terminar con la dictadura de Aramburu, en lo que se denominaron los fusilamientos de José León Suárez. Solo dos días después de la efeméride, los herederos de Aramburu en el ejecutivo de Milei y la judicatura macrista han vuelto a cometer el error de crear un mártir peronista en la figura de Cristina Fernandez de Kirchner. No hay nadie en la oposición democrática a Milei que no se haya adherido a la condenada, del mismo modo que no hay nadie en España al margen de la reacción que no vea los movimientos antidemocráticos en la política y la judicatura para tumbar a Pedro Sánchez y al gobierno de coalición.

La dictadura de Lonardi y Aramburu, que derrocaron a Juan Domingo Perón en el año 1955, estableció un sistema de represión del peronismo que Rodolfo Walsh contó en uno de los mejores libros de periodismo literario de la historia, llamado 'Operación Masacre'. Las similitudes de la denuncia del periodista, que acabó asesinado por la dictadura de Videla, tienen resonancias en las palabras de Javier Milei en la conferencia criptofascista que se realizó en Madrid estableciendo ese puente aéreo gorila. Walsh resumía en su obra la esencia del decreto 4161 y la esencia de la derecha de los año 50 en Argentina que todavía respira en la extrema derecha de Milei y que tiene la misma manera de actuar que la derecha española.

En el decreto 4161 de la dictadura argentina se prohibía mencionar a Perón como resumen de su miedo. Rodolfo Walsh recoge en su libro extractos de la proclama de los generales Valle y Tanco, que al leerlos parece que recogen la obra y discurso de Javier Milei en la actualidad. En la declaración revolucionaria de los generales peronistas se denunciaba la derogación de la Constitución para abolir el artículo 40, que impedía "la entrega al capitalismo internacional de los servicios públicos y los recursos naturales" y el intento de liquidación de los sindicatos para doblegar a la clase obrera argentina. No es difícil encontrar la base troncal de las intenciones de la dictadura de Lonardi y Aramburu en la política de Milei. Pero los posicionamientos políticos no son los más relevantes de lo que estamos viviendo hoy, como ayer, en Argentina y España, sino el intento por reprimir a la disidencia, que recibe el nombre de peronismo, socialismo, comunismo, wokismo o cualquier fantasma del presente que el gorilismo identifique como el enemigo a eliminar. Hacerlo de manera literal, como ha hecho Agustin Laje, uno de los ideólogos de Milei y Vox que ha expresado la imposibilidad de convivir con la izquierda.

La declaración de Javier Milei a los gorilas españoles, ofreciéndose como socio, para matar al socialismo enciende los sueños húmedos del totalitarismo fascista de cada tiempo. Tomás Rebord, un comunicador peronista con gran influencia en Argentina, explicaba de manera sucinta esa fantasía gorila recurrente de acabar con el peronismo, como el eterno retorno patrio, que hace que la derecha crea que puede acabar para siempre con la ideología de Perón y sus seguidores dándole el golpe de gracia que liquide para siempre algo que es esencia histórica del país. Ese error recurrente es el que vuelve a encender las antorchas y la pasión de una rama política muy propensa a la autolesión, el sacrificio y las disputas internas. Cuando el gorilismo argentino ve al peronismo herido comete el error de realizar una acción represiva que lejos de liquidarlo provoca un efecto reactivo que lo une, lo rearma, lo despierta y lo resucita hasta volver a hacerlo ganador. La condena, con un ejercicio de lawfare difícilmente calificable cuando se estudia el caso, a Cristina Fernandez de Kirchner, es el aldabonazo que el peronismo necesitaba para reactivarse ante la política sociópata de Javier Milei y nos ha dado un mapa para aprender en España.

La condena a Cristina Fernandez de Kirchner ha hecho olvidar las disensiones y disputas de toda la oposición a Javier Milei. Para entenderlo basta con ver a la izquierda liderada por Myriam Bregman, los progresistas que tanto odian los peronistas, acudiendo a las movilizaciones en apoyo a la expresidenta siendo recibidos con alborozo por los protestantes y marcando el nivel de cohesión que ha provocado la decisión de la Corte Suprema de Argentina. Para quien no comprenda la implicación de algo así, sería similar a ver a Pablo Iglesias acudiendo a una manifestación en apoyo a Yolanda Díaz. Se acabó la guerra interna en el peronismo, Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner ya son uno solo y han unido a su vera a toda la oposición que ha entendido que tiene que elegir en una posición dilemática entre la represión gorila y la democracia argentina.

En España también tenemos que elegir. Tenemos a los gorilas en España reuniéndose con Javier Milei en Madrid y aprendiendo su manera de proceder. Tenemos a los gorilas gobernando desde la Puerta del Sol, dictando desde los medios de comunicación como El Mundo, como hizo el diario Clarín en su día lamentando que la bala que casi asesina a la expresidenta no saliera, pero agradeciendo que el fallo de la Corte Suprema sí saldría, y con los jueces engorilados por su impunidad estirando la ley para tumbar al Ejecutivo. Lo han hecho en Brasil con Lula, lo han hecho en Argentina con Cristina, lo han hecho en Portugal con Antonio Costa y lo van a hacer en España con Pedro Sánchez como no ejerzamos de dique democrático. No creo que seamos conscientes de la deriva autocrática que se vivirá en España cuando una derecha rabiosa y echada al monte llegue al poder a hombros de una judicatura con ganas de vengarse de los izquierdistas con un modelo similar al de Erdogan en Turquía o Orbán en Hungría. Los gorilas están en Madrid y están para quedarse con todo.