Feijóo ha dejado desconcertada a la opinión pública reaccionaria porque ha volado por los aires la esencia fundamental del argumentario de los últimos años, que se basa en considerar cualquier medida de gracia al independentismo como una traición a España, una rendición y la eliminación de la igualdad de los españoles ante la justicia. En el fondo no es más que un reconocimiento de aquello que llevamos tiempo advirtiendo los que no operamos con el cinismo como valor fundamental de los análisis. Feijóo hubiera gobernado con Junts dándoles aquello que pedían si no hubiera tenido que conjugar su apoyo con el de la extrema derecha. Si Feijóo no es presidente es porque Junts y VOX eran incompatibles en aquel momento.

El marco ya no es meter en la cárcel a los terroristas de Junts e ilegalizar el partido, es la reconciliación, la vuelta de Puigdemont y las medidas de gracia a cambio de sus votos. No me digan que no es desopilante. Es decir, el plan del PP con Puigdemont es plagiar el plan de Pedro Sánchez. Las medidas de gracia y los indultos a los independentistas ya no son malos en sí mismo como había quedado claro en su discurso y acción política con una estrategia de acoso y derribo contra el gobierno por conceder los indultos y negociar la amnistía. Ese plan ahora es lo mejor para España en determinadas condiciones que ahora no se dan, pero que si se dieran y la coyuntura cambiara el PP también se plantearía concederlas. Es decir, haría lo mismo que Pedro Sánchez, adecuarse a las circunstancias y aceptar unas medidas de gracia que en otras condiciones no aceptaría. Simplemente cambian las condiciones, y lo que podría cambiar para que Feijóo las concediera es que solo necesitara los votos de Junts sin ser necesarios los de VOX. Una correlación de fuerzas diferentes y veríamos a Feijóo encabezar manifestaciones por la amnistía y para la libertad.

Para que las condiciones que el PP necesita para conceder un indulto a Puigdemont se dieran es tan sencillo como que Junts acceda a una moción de censura si la ley de amnistía no sale adelante. Alberto Nuñez Feijóo está de acuerdo con Pedro Sánchez en que el camino para la gobernabilidad de España es la pacificación de Cataluña mediante el perdón a los independentistas y que su opinión de ahora contra la amnistía cambiará si cambian las condiciones igual que ya ha cambiado con su posición frente al indulto. Es difícil imaginar cómo tuvieron que ser las negociaciones del PP con Junts en agosto para lograr el apoyo de Puigdemont a la investidura visto cómo ha entrado en pánico Alberto Nuñez Feijóo en el momento en el que el líder de los independentistas amenazara con hacer públicas esas negociaciones con un lacónico "todo se sabrá". La intención del mandatario popular late tras la evidencia y era mandar un mensaje a Junts para que no se precipiten y tiren por la borda el plan B haciendo público lo que debe permanecer en privado. Porque Feijóo es el plan b de Puigdemont si no consigue el perdón con el PSOE y contra la judicatura.

¿Qué podría hacer público Puigdemont que pudiera hacer más daño a Feijóo que reconocer que se plantea un indulto para el que ahora acusa de terrorista? Solo hay que plantearse una hipótesis ya deslizada. Imaginen que hay grabaciones, imaginen que hay actas y documentos de esas reuniones, imaginen que ellas se promete a Puigdemont que Feijóo les garantiza que los jueces, ese corpus de luz independiente, le aseguran que no le perseguirán ni condenarán. Que bastará para exonerarle de culpa una simple orden desde Moncloa si esta la ocupa Alberto Nuñez Feijóo. Imaginen, si eso ocurriera, la cara de Esteban González Pons ante el comisario de justicia Reynders explicando que no renuevan el Consejo General del Poder Judicial para garantizar la independencia del poder judicial. Imaginen, porque a veces la fantasía y la ficción son solo un anticipo del futuro impreso de la portada de un medio de comunicación.

Las fuerzas vivas del fascio han quedado descolocadas ante el bandazo inexplicable de Feijóo porque les ha dejado colgados de la brocha. Tanto ruido de la caverna con la cesión al golpismo por los indultos y ahora han quedado de un día para otro del bando golpista y separatista, por otro lado nada a lo que no estén acostumbrados. Losantos ha concedido una tregua a Feijóo en aras de un bien mayor que es mantener el poder en Galicia y ha velado armas negando que lo que el propio Feijóo dijo a 16 medios de comunicación el sábado con nocturnidad se hubiera producido. El roto que el PP se ha hecho a sí mismo es una dimensión difícilmente calificable hasta el punto que El Mundo no ha sido capaz de desmentirlo sin calificarlo de desliz llevándolo a portada. Ignacio Camacho, articulista de ABC, da la clave reaccionaria ante la metida de pata hasta el corvejón del PP calificando su actuación de autosabotaje: "Sondear amnistías o indultos, por mucho que fuera sólo a título exploratorio, es en sí mismo un sinsentido ético, político y jurídico cuyo coste trasciende a las elecciones del domingo para convertirse en un respiro a un antagonista a punto de quedarse sin oxígeno". El lío sabatino del líder del PP se sintetiza en que Feijóo es una forma destilada del populismo de extrema derecha. Es solo un mentiroso que solo ve mal aquello que él haría cuando lo hacen los otros. Ahora ya sabemos que el PP tiene para Cataluña el mismo plan que Pedro Sánchez: medidas de gracia a cambio de votos.