Han escrito novelas históricas sobre la Guerra Civil española y sus consecuencias, han conciliado -como han podido- su faceta de escritor con su vida, y han demostrado que nuestra historia reciente puede y debe inspirar a las generaciones más jóvenes.

Revisitamos con David Uclés (Jaén, 1990), Carmen Clara Balmaseda (Badajoz, 1995) y Laura Andreu (Torrevieja, 1997) algunos los algunos lugares clave para entender por qué les ha cautivado este episodio histórico.

Guerra Civil y realismo mágico

Podríamos afirmar sin rubor que se ha publicado quizá demasiado sobre la Guerra Civil. Hasta Isaac Rosa tituló una de sus obras como ¡Otra maldita novela sobre la Guerra Civil!. Pero Uclés ha conseguido darle una inesperada vuelta a la tuerca. Ha regalado al relato de sus antepasados un halo de realismo mágico que hace que la historia sea novedosa y potente en lo narrativo.

David Uclés: "Yo soy bisnieto de la guerra, puedo acercarme al conflicto desde un estilo creativo más libre"

Su novela se centra en los estragos de la guerra que se llevó por delante, como un cruento tsunami, linajes enteros, como el de Odisto, el protagonista. El resultado es La península de las casas vacías (Siruela, 2024), título que describe con destreza y lirismo el panorama de hambre, destrucción y desolación que aborda su libro.

Nos citamos con el autor en el lugar de la madrileña Plaza Mayor, donde se tomó la mítica foto del 'No pasarán' en plena guerra y con la ciudad asediada. Noventa años después toca hablar de la gesta de este joven escritor que celebró hasta en cinco ocasiones haber terminado el manuscrito. Un texto que le llevó quince años terminar. "Yo soy bisnieto de la guerra, entonces creo que mi generación puede acercarse al conflicto desde un estilo creativo más libre sin esa mochila que pesa, sin esa ley del silencio que se instauró, apunta. "Creo que es positivo porque se ha narrado desde una óptica muy polarizada o con mucho miedo".

Homosexualidad, culpa y remordimientos

De miedo y represalias tienen mucho que decir los protagonistas de Donde se queman los hombres (AdN, 2024). La obra de Carmen Clara Balmaseda aborda la investigación que Miguel Expósito inicia sobre el asesinato de su hermano. Casi en clave de thriller, le permite reconstruir la vida de su familiar: los problemas que tuvo que enfrentar a causa de su homosexualidad, sus andanzas en el mundo militar y su huida de su pueblo natal.

"Quería escribir una novela sobre la culpa y los remordimientos. Pensé que la guerra podía ser un buen punto de partida, los protagonistas son soldados legionarios que lucharon en la denominada 'Matanza de Badajoz' a las órdenes del general franquista Juan Yagüe ", relata la autora.

Carmen Clara Balmaseda: "Quería escribir una novela sobre la culpa y los remordimientos, y la guerra era un buen punto de partida"

El título de la novela, Donde se queman los hombres, lo encontró cuando en el proceso de documentación se topó con la historia del poeta judío-alemán Heinrich Heine. En 1820 pronunció unas palabras que resultaron proféticas en la posterior Alemania nazi: "Allá donde ardan los libros, se quemará también a los hombres".

Nos hemos citado en la Real Casa de Correos de Madrid. El edificio que tiene el reloj más famoso de España, que es testigo del cambio de año, fue también un signo de la tortura y represión franquista más reaccionaria hasta bien entrados los ochenta. Todavía se pueden ver a ras de suelo los barrotes de los calabozos donde se encarcelaba a gays y lesbianas, perseguidos por la 'Ley de vagos y maleantes'.

"No necesariamente hay que irse a la homosexualidad, todos tenemos secretos que queremos esconder, todos tenemos miedo al qué dirán, a decepcionar a nuestros seres queridos", afirma Balmaseda, reconociendo sentirse identificada con su protagonista, Gonzalo: "Yo estaba escribiendo sobre cómo se mete en el ejército porque es lo que sus padres esperan de él, sobre cómo se tiene que casar porque es el hijo de un teniente coronel de la Guardia Civil. Claro, Gonzalo no puede ser homosexual. Y pensé que su historia es la de todos; porque todos, en algún momento, no nos hemos atrevido a ser nosotros mismos por miedo a decepcionar a los demás".

La guerra en femenino

Si hay un homosexual que retrata la Guerra Civil con nombre y apellidos ese es Federico García Lorca. Es uno de los personajes de Mi Bárbara (Contraluz, 2024), la novela de Laura Andreu. " Lorca es una presencia constante en la novela, es un personaje central, un amigo cercano de la protagonista, y la novela es también una forma de retratarlo a él como persona más allá del personaje histórico", revela la autora.

Laura Andreu: "La novela está contada desde la perspectiva de una mujer y reivindica su voz en el conflicto"

Quedamos con ella en la sede del Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, cuyo patio de inspiración andaluza evoca esa Andalucía marcada por el caciquismo y los negocios sucios de las boyantes industrias azucareras que dibuja su novela.

La novela transcurre en la Granada anterior y posterior a la Guerra, y la protagonista es una médica huérfana que no quiso el conflicto. "Está contada desde la perspectiva de una mujer y reivindica esa voz de las mujeres que no subvirtieron sus roles de género", apunta Andreu. "Es una novela antibélica, habla de la guerra pero desde una perspectiva profundamente critica con el suceso en sí". Con su ficción construye un emotivo homenaje a las víctimas, sin importar el bando al que pertenecieran.

Jóvenes y memoria histórica

Los tres coinciden en radiografiar a las nuevas generaciones como aletargados por las pantallas. Carmen Clara Balmaseda es profesora de instituto y lo ve en sus alumnos. "Estamos ahora en la época de la inmediatez, y lo que un alumno no pueda ver en un video de un minuto de TikTok tiende a cansarles y pierden el interés en ello", asegura. "Pregunté el otro día en clase que si sabían lo que era la Guerra Civil y me dijeron que lo de Hitler".

Carmen Clara Balmaseda: "Pregunté el otro día en clase que si sabían lo que era la Guerra Civil y me dijeron que lo de Hitler"

También Laura Andreu señala esa desafección por la historia que percibe en los más jóvenes. "Les diría que es importante prestar atención a lo que nos rodea, lo que sucede, aunque parezca que nos queda lejos tiene su reflejo en la sociedad de hoy", asegura. Y eso, a juicio de la profesora y escritora Carmen Clara Balmaseda quizá nos aleja de un temido escenario guerra civilista casi un siglo después. "Quizá estamos más tranquilos viendo el Instagram, quejándonos por Twitter, que iniciando una guerra civil de verdad".

David Uclés se muestra algo más pesimista: "Vamos un poco hacia el precipicio otra vez". Y señala los coqueteos que observa entre los más jóvenes y los partidos de extrema derecha. "La Guerra Civil no se puede dar en dos páginas de los libros de texto. Con una educación fuerte los jóvenes serían más conscientes de lo que ocurrió. El otro día me encontré con un grupo de 50 personas menores de edad cantando el 'Cara al sol", cuenta con gesto de preocupación.

Los tres autores han vivido en primera persona un proceso de documentación que ha pasado por desplazarse a los lugares donde ocurrieron los hechos históricos, buscando el testimonio de quienes lo vivieron o escucharon a sus padres hablar de los estragos del conflicto. "He intentado dar mucha voz a las mujeres que sufrieron la guerra, no solo intelectuales sino también a esas madres de familias que fueron quienes levantaron luego el país porque los hombres habían muerto en la guerra", señala Uclés.

En el caso de Carmen Clara Balmaseda, reconoce que para ahondar en acontecimientos traumáticos como la matanza de Badajoz tuvo que acudir a las crónicas de periodistas portugueses. "No hubo consenso entre historiadores sobre lo que ocurrió", reconoce. Y coinciden en que han observado incomodidad en algunas personas a la hora de abordar la guerra desde la perspectiva más humana. "Tenemos que asumir con mayor naturalidad ese pasado tan traumático que tenemos", proclama Laura Andreu.

Y a eso se dedican las tres obras, a construir desde esta joven generación de escritores con futuro literario un homenaje al pasado y una llamada urgente a la memoria colectiva. Porque como dijo Almudena Grandes: "Es un error pensar que la memoria tiene que ver solo con el pasado. Tiene que ver con el presente y con el futuro; si no sabemos de dónde venimos no podremos saber quiénes no queremos ser".