El XVIII Congreso del Partido Comunista de China, del que saldrán los líderes del país para la próxima década, ha comenzado  con una ceremonia de bienvenida en el Gran Palacio de Pekín.  Allí espera que en el Congreso, que se celebra una vez cada cinco años y será clausurado el 14 de noviembre, se nombre secretario general del Partido al vicepresidente del país, Xi Jinping, quien en los próximos meses también asumirá la jefatura de Estado.

Al inicio, los 2.270 delegados del PCCh guardaron un minuto de silencio en honor de fallecidos líderes comunistas como Mao Zedong, Deng Xiaoping, Liu Shaoqi o Zhu De, y poco después el secretario general saliente, Hu Jintao, comenzó a leer su discurso sobre los progresos del Partido en los pasados cinco años, así como sus metas para el futuro. "Marcharemos por el camino del socialismo con características chinas y nos esforzaremos en completar la construcción de una sociedad moderadamente próspera", señaló el también presidente chino a los delegados, que representan las distintas provincias, empresas estatales y otros estamentos del país.

El presidente chino, Hu Jintao, ha advertido de que si el Partido Comunista no lucha contra la corrupción afrontará "su caída y la del Estado". Hu ha hecho especial hincapié en la lucha contra la corrupción, el problema que, según las encuestas, los ciudadanos consideran la mayor amenaza contra la estabilidad social en el país y que ha sido la cuestión de fondo en los escándalos que han rodeado los preparativos del Congreso este año.

Instó también a los dirigentes del partido a "autodisciplinarse" y controlar a sus familiares y colaboradores, "sin permitirse en absoluto ostentar privilegios". El pasado 26 de octubre, el diario "The New York Times" divulgó que la familia del primer ministro, Wen Jiabao, acumula una fortuna de 2.700 millones de dólares, algo que el jefe de Gobierno ha negado con vehemencia.