Dos meses después del anuncio del 'Brexit', Reino Unido sigue sin comunicarle a la Unión Europea su intención de marcharse. Una puesta en pausa que los expertos achacan a lo que está en juego. "No pertenecer al mercado único europeo le puede suponer una penalización de unos 8.000 millones de euros", destaca Emilio Bizuete, profesor de Economía de la UB.

Los medios británicos señalan que los funcionarios que tienen que activar el proceso no saben por dónde empezar. La estimación es que el gasto en abogados y expertos para que les asesoren puede alcanzar los 6.000 millones de euros. A esto, se suma la oportunidad política. "Ya he dicho que no lanzaré el artículo 50 hasta que crea que tenemos el enfoque de Reino Unidoy los objetivos para la negociación", explica la primera ministra británica, Theresa May.

La premier británica quiere saber con quién negociará y, para eso, podría esperar a conocer el resultado de las elecciones en Francia y Alemania. Una espera en la que, de momento, la economía acompaña. "Lo que parecía una hecatombe económica al final no ha sido para tanto", detalla el profesor de Economía IEB Javier Santacruz.

Aunque algunos indicadores apuntan a que en el tercer trimestre el PIB británico podría bajar cuatro décimas, hay datos que llaman al optimismo, como las ventas, que en julio aumentaron un 5,9% respecto al año anterior y el mercado de trabajo. El mes pasado el número de demandantes de empleo disminuyó en 8.600 personas respecto a junio. Pero la incertidumbre sigue ahí y podría no empezar a despejarse hasta 2017 si el Gobierno británico sigue retrasando la puesta en marcha de su salida.